jueves, 9 de abril de 2009

Jueves Santo: Servicio, Entrega y Comunión.




Cada Jueves Santo, Jesús, el Cristo, nos renueva su enseñanza más perfecta: el servicio a nuestros hermanos.

No es causalidad que haya guardado semejante gesto como comienzo de la primera Eucaristía. Dentro del cenáculo, cada momento es particular, pero el todo es lo significativo. No podemos separar el lavado de los pies de la consagración. No podemos separar la consagración de la comunión.

Igual que en la primera misa, como cristianos, no podemos separar nuestro servicio permanente y desinteresado a nuestros hermanos, con la Vida Eterna que nos comparte Jesús en la Eucaristía (su Pasión, Muerte y Resurrección). Tampoco después de compartir el mismo Pan y el mismo Vino debemos separarnos de nuestros hermanos en la fe. Eso es comunión permanecer unidos con el Señor y con los hermanos a pesar de las grandes diferencias que puedan haber. Todo el Triduo Pascual va a estar marcado por esa trilogía perfecta: servicio-entrega-comunión.

Que esta semana santa no regale el entendimiento para comprender que sin servicio, sin entrega y sin comunión nos separamos de la Iglesia y nos separamos de Jesús. Solo dentro de la Iglesia estamos en plena comunión con Cristo.

La Paz del Crucificado sea con Ustedes.

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