martes, 30 de junio de 2009

Advocaciones Marianas





Nuestra Señora de Lujan

A 60 kilómetros al oeste de Buenos Aires se halla la villa de Luján. En 1630 no había en aquel paraje ningún rastro de población y sólo era frecuentado por las caravanas de carretas y las recuas de mulas tucumanas que bajaban o subían del puerto de Buenos Aires.

Sucedió que un portugués dueño de una estancia, a cuarenta leguas de la ciudad, trató de erigir en ella una modesta capilla dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Para esto le pidió a un amigo de Brasil que le envíe una imagen pequeña de la Virgen en aquel misterio. Su amigo le envió dos imágenes en bulto: una que representaba a María en su Inmaculada Concepción y que hoy se venera en el santuario de Luján y otra que tenía en sus brazos al Niño Jesús y ahora es venerada en Sumampa.

Partió entonces de Buenos Aires el encargado de conducir las imágenes. En la tarde del tercer día se detuvo la caravana para pasar la noche y al día siguiente el conductor de las imágenes preparó los bueyes para proseguir el viaje pero éstos no se movían. Vinieron en su ayuda troperos y peones pero no tuvieron suerte. Finalmente juzgaron que era necesario aliviar el peso de la carreta. Descargaron las imágenes y en ese momento los bueyes pudieron moverse con facilidad. Queriendo cerciorarse si el obstáculo provenía de las imágenes las pusieron nuevamente en la carreta y no se pudo mover. Entonces viendo que las imágenes se querían quedar en aquel lugar decidieron que una de ellas permaneciera en la Cañada y la entregaron al dueño de esas tierras. La fama del prodigio corrió hasta Buenos Aires y no faltaron quienes emprendieron un viaje a Luján para contemplar la imagen.

En 1887 la imagen fue coronada canónicamente por el Papa León XIII.

La Basílica está construida sobre unos terrenos donados por la señora de Mattos antes de su fallecimiento, siendo la primera capilla inaugurada en 1685. Un año después, llegó hasta el oratorio un párroco llamado Don Pedro Montalvo que, sumamente enfermo de tisis, deseaba rogar allí a la Virgen por su curación. Poco antes de llegar su estado se agravó. Llevado ante la imagen el Negro Manuel lo consoló diciéndole que la Virgen quería que él fuera su capellán, cosa que el religioso prometió si la Virgen le devolvía la salud. Como así sucedió Don Pedro fue capellán durante el resto de sus días.

Como la cantidad de fieles iba aumentando día a día, el 23 de octubre de 1730 el Obispado de Buenos Aires decidió otorgar al santuario el carácter de Parroquia.

En 1731 se comenzaron las obras para un nuevo templo, pero debido a numerosos inconvenientes que concluyeron con el derrumbe de las partes recién construidas, se demoró mas de 20 años en reanudar su construcción.

En 1754 se comenzaron nuevamente los trabajos de construcción , que se prolongaron durante nueve años con el aporte económico de Don Juan Lezica, agradecido a la Virgen de Luján por la cura de una enfermedad que había sido declarada incurable por sus médicos. El Santuario, que fue el más importante de la región, recibió la imagen de Nuestra Señora, en solemne ceremonia, el 8 de diciembre de 1763.

La concurrencia de fieles al Santuario llegó a hacerse tan numerosa que en los momentos de peregrinación, Luján parecía más una ciudad que un pueblo. La atención espiritual de tantos devotos, requería de un importante número de sacerdotes, por lo cual las autoridaes eclesiásticas ofrecieron al Santuario a las Congregaciones de Padres Vicentinos y Padres Bayonenses. Ambas congregaciones iniciaron su actividad en 1874.

Un misionero Vicentino, el Padre Salvaire, sería quien impulsaría la construcción de la hermosa basílica que actualmente conocemos.

Sucedió que el Padre Salvaire, habiendo sido enviado en misión evangelizadora a los territorios ocupados en ese entonces por los indios, cayó en manos de un grupo de éstos que se proponían darle muerte. El Padre, viéndose ante tal amenaza, se encomendó a Nuestra Señora, prometiéndole, si era salvado, erigir un nuevo santuario. Instantes más tarde, llegó al lugar el hijo del cacique, a quien el padre había salvado, y lo puso bajo su protección.

Pasado el incidente, viajó a Europa donde hizo labrar una corona para la Virgen que fue bendecida por el entonces Papa León XIII.

De regreso a Buenos Aires, se abocó a la tarea de la construcción del nuevo templo, tal como lo había prometido, haciéndose cargo incluso de la confección de parte de los planos.

En 1890, con el decidido apoyo del Arzobispo de Buenos Aires, comenzó la obra con tesón y sin descanso. Algunos años más tarde recibió el nombramiento de Cura Párroco y Capellán. El Padre no llegó a ver la obra concluida, pues falleció en 1899, pero ésta fue continuada por su sucesor el Padre Dávani.

Ese esfuerzo fructificó hacia diciembre de 1910 al concluir los trabajos principales que permiten sea inaugurada y bendecida con extraordinario regocijo popular. Aún faltaban construir las dos esbeltas torres que hoy se elevan casi 110 metros sobre el horizonte pampeano.

La obra quedó terminada recién hacia 1930, cuando al celebrarse el tercer centenario de la milagrosa detención de la carreta, la Virgen de Luján es jurada como patrona de la Argentina, del Paraguay y del Uruguay.

Este Santuario, de estilo gótico francés, conocido en todo el orbe católico, ha sido desde su origen centro de la piedad argentina

Nuestra Señora de Fátima

En 1917, Portugal estaba al borde del totalitarismo después de la revolución de 1910. La revolución había decretado una aguda separación de la Iglesia y el estado, la propiedad de la iglesia había sido confiscada, y se había ordenado la disolución de las congregaciones religiosas . Las clases pensantes y gobernantes eran anti-religiosas y decisivamente anticlericales. La teoría gobernante estaba basada en que las creencias religiosas tradicionales eran puramente supersticiones y así lo indicaban en los semanarios y diarios que ellos imprimían. Aún las áreas rurales normalmente inmunes a las novedades intelectuales de los centros cosmopolitas fueron afectados por el cierre de las iglesias y una cautelosa advertencia contra cualquier expresión externa de creencias religiosas. A pesar de esto, una sólida fe religiosa tomo raíz en los sencillos campesinos de las partes rurales del país. En esta atmósfera, una serie de apariciones de la Bendita Virgen ocurrieron ante tres pequeños niños del villorrio rural de Fátima por un período cercano a los seis meses empezando en Mayo de 1917.

Las apariciones tomaron raíz en una serie de eventos místicos que empezaron en 1915. Tres pequeños, Lucia dos Santos, de nueve años, y sus dos primos mas jóvenes, Francisco y Jacinta Marto, estaban pastando un rebaño de ovejas en la campiña en las afueras de Fátima cuando Lucia se percató de una nube translúcida que parecía tener una forma humana. Esta se movió a través del cielo y finalmente se posó sobre un soto de pinos.

Un año después, en el verano de 1916, los niños llevaban sus rebaños de ovejas hacia una pradera llamada Couza Velha donde ellos fueron sorprendidos por una súbita tormenta. Guareciéndose en el refugio de una cueva cercana, ellos decidieron comer sus refrigerios y esperar hasta que la lluvia cesara antes de reagrupar sus manadas. Después de completar un breve Rosario, la lluvia paró de repente y, luego de unos momentos de dejar la cueva, ellos fueron recibidos por un fuerte viento que soplaba a través de los pinos. Cuando ellos voltearon para ver que cosa podría estar causando dicho viento, ellos vieron nuevamente la nube transluciente que Lucia había visto el año anterior. Esta vez la nube se movió hacia ellos y finalmente se volvió distinguible tomando la forma de un transparente " Joven " de cerca de catorce años de edad. El hombre joven se identifico a los asombrados niños, " No teman. Soy el ángel de la Paz. Rezan conmigo. "Entonces el se arrodillo en la tierra ,inclinándose hacia adelante hasta que su frente se apoyo en esta, y rezó: " Mi Dios, Yo creo en ti, Yo te adoro y Yo te amo! Te pido perdón por todos aquellos que no creen , que no te adoran y no te aman! " El dijo este rezo por tres veces. Cuando se levantó el le dijo a los niños " Recen de esta manera. Los corazones de Jesús y María están atentos a las voces de sus suplicas. " Diciendo esto, el se desvaneció. Los niños estaban rebosantes de gozo y en estado de éxtasis. Ellos repitieron este rezo por un largo tiempo tal como el ángel lo había hecho ó sobre sus rodillas.

Nuestra Señora de Lourdes

El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, una de viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.
Bernadette al principio se asusto, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña,
la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.
El 18 de febrero en la tercera aparición
la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".
La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.
En la novena aparición, el 25 de febrero,
la Señora mando a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.
En las apariciones,
la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imito y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.
El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a
la Señora ¿Quien eres?, y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de
la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.
El 16 de julio de 1858,
la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.
En el lugar se comenzó a construirse un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.
Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.

El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:
1-Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de
la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
2-Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.
3-Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de
la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.
4-Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos

Nuestra Señora de Guadalupe

Patrona de América y Protectora de los Niños No Nacidos

El descubrimiento del Nuevo Mundo trajo consigo ambos: buscadores de fortuna y clérigos religiosos deseosos de convertir a las poblaciones nativas a la fe Cristiana. Uno de los conversos fue un pobre indio Azteca llamado Juan Diego. En uno de sus idas a la capilla, Juan estaba caminando a través de la colina Tepayac en México central. Cerca a Tepayac el encontró a una bella mujer la cual estaba rodeada por bolas de luz brillantes como el sol. Hablándole en su lengua nativa, la hermosa dama se identificó:

" Mi querido pequeño hijo, Yo te quiero. Desearía que supieras quien soy. Yo soy la siempre ó virgen María, Madre del Dios verdadero quien da vida y mantiene la existencia. El creó todas las cosas. El esta en todo lugar. El es el Señor del Cielo y la Tierra. Yo deseo una iglesia en este sitio a efectos que tu gente pueda experimentar mi compasión. Todos aquellos que sinceramente soliciten mi ayuda en sus trabajos y penas conocerán mi Corazón de Madre en este lugar. Aquí yo veré sus lagrimas; los consolaré y ellos hallaran la paz. Así que corre ahora a Tenochtitlan y dile al Obispo todo lo que has visto y oído."

Juan, de 57 a-os, y quien nunca había estado en Tenochtitlan, respondió sin embargo de inmediato a la solicitud de María. El fue al palacio del Obispo electo Fray Juan de Zumarraga y solicitó verse inmediatamente con el Obispo. Los sirvientes del Obispo, quienes tenían dudas del campesino rural, lo mantuvieron esperando por horas. El obispo electo le dijo a Juan que el podría tomar en consideración la solicitud de la dama y le dijo que el podría visitarlo nuevamente si así lo deseaba. Juan se desilusionó con la respuesta del obispo y se sintió indigno de llamar la atención de alguien tan importante como el obispo. El regreso a la colina donde se encontró la primera vez con María y la encontró allí esperándolo. Le rogó que ella enviara a alguien mas, pero ella respondió:

" Mi pequeño hijo, existen muchos a quienes yo podría enviar. Pero tu eres el único a que he escogido."

Ella entonces le dijo que regresara al día siguiente donde el obispo y le repitiera la solicitud. En Domingo, y luego de aguardar nuevamente por horas, Juan se reunió con el obispo quien, volvió a escuchar la historia, diciéndole que solicitara a la Dama que lo proveyera de un signo como prueba de quien era ella. Juan dubitativamente regreso a la colina y se lo contó a María, quien estaba nuevamente aguardando por el. María respondió:

"Mi pequeño hijo, no soy yo tu Madre? No temas. El Obispo obtendrá su seña. Regresa a este lugar mañana. Ten paz, hijito."

LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA

El 27 de noviembre de 1830. La Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera. La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz- Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:
"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".

Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o aureola con estas palabras: "OH María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a tí". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una Medalla semejante a esta que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

El Arzobispo permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros.

Nuestra Señora del Carmen

Carmen viene de Carmelo, un monte situado en la población marítima de Haifa en el norte de Israel, en la zona de Galilea. Precisamente, Karmel (Carmen) significa en hebreo "jardín" y en latín "poesía”.

La memoria de Elías se guardó siempre viva de modo particular en el Monte Carmelo, donde se eligió seguir al Dios de Israel. Según el relato, Primer libro de los Reyes, capítulo 18, el sacrificio de Elías, consumado por el fuego que descendió del cielo, mostró al pueblo que Yahvé era el verdadero Dios.

Allí se nos dice que las gentes de aquellas tierras de Haifa adoraban en su amplia mayoría al dios pagano Baal. El profeta Elías, que predicaba los mensajes del Señor, sin recibir demasiadas respuestas de los habitantes, les propuso que organizaran conjuntamente un sacrificio a la ladera del Monte Carmelo, cada uno rogando a su respectivo Dios, para invocar la lluvia, ya que habían estado 3 años de sequía. En primer lugar lo hicieron los partidarios de Baal, sacrificando un novillo en medio de oraciones, pero no obtuvieron respuesta. Inmediatamente Elías y sus pequeños seguidores cogieron otro novillo y al cabo de pocos instantes cayó fuego sobre el altar y sonaron grandes truenos. Elías invitó a uno de sus seguidores para que subiera a la cima de la montaña y desde allí éste le dijo:

"Una nube pequeña como la palma de la mano de un hombre sube del mar"

De pronto, el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó una lluvia abundante. Cabe decir que algunos religiosos carmelitas y escritores del siglo XIV vieron en la mencionada nubecilla la presencia de la Virgen. Esto no deja ser una bella leyenda devocional sin fundamento, ya que faltaban unos 900 años para que María naciera.

Elías estuvo disponible para la obra de Dios y enviado a proclamar su palabra. Emprendió un largo viaje por el desierto, un viaje que lo dejó exánime. Se cobijó bajo un árbol y pidió la muerte. Pero Dios no permitió su muerte, sino que lo impulsó a continuar su viaje hasta el monte Horeb. Cuando llegó, Dios se mostró a Elías, no en los consabidos signos del antiguo testamento: fuego, terremoto o del fuerte viento, sino en una ligera brisa. Elías fue enviado nuevamente a su pueblo para continuar cumpliendo la voluntad de Dios.

El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah.

A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial. Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.

En la Edad Media se creía que María significaba "estrella del mar", en latín "stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el mismo Simón Stock con esta plegaria que se le atribuye:

"Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!.

El nombre de "Stella Maris" se ha dado también a todos los centros del Apostolado del Mar de la Iglesia Católica que están ubicados en los puertos. En el siglo XVIII, cuando ya era muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra, nacido en 1716 y fallecido en 1797, impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía. Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen.

En Cataluña, antiguamente, las chicas rogaban con una pequeña oración a Nuestra Señora del Carmen para que les encontrara esposo rápidamente, daba igual su estatus económico, rico o pobre: "Mare de Déu del Carme, doneu-me un bon marit, sia pobre, sia ric, mentre vingui de seguit". También le tenían como patrona los ya desaparecidos serenos (policía nocturna) de Barcelona.


María Auxiliadora

El título de "María Auxilio de los Cristianos", expresa la mediación de María respecto de la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención, Ella es la ayuda de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada individuo, porque es la Madre espiritual de todos.
El nombre Auxilio de los Cristianos, señala una especial forma de mediación, aquella que María ejerce en favor de
la Santa Iglesia.

Orig
en de la advocación

Históricamente se comenzó a difundir el titulo de María "Auxilio de los Cristianos", aproximadamente en el año 1558, donde la invocación será mencionada en las letanías que recitaban en el santuario de
Loreto (Italia) de allí "Letanías Lauretanas". Estas fueron aprobadas por el Papa Clemente VIII en 1601.

Tres fechas marcan la historia en la divulgación universal del culto a
la Santísima Virgen bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.

Lepanto

El 7 de octubre de 1571, durante el pontificado de San Pío V, la flota Cristiana, con el Auxilio de María, logra una victoria contra la flota de los turcos. Después de esta victoria, se propaga la invocación de "María, auxilio de los Cristianos" y de los labios de los soldados sobrevivientes de Lepanto, se difunde por toda Europa.

Viena

El 12 de septiembre de 1683, durante el Pontificado de Inocencio XI, bajo el mando del rey de Polonia, Juan Sobieski, con un ejército inferior de fuerzas, confiando en la ayuda de María Auxiliadora, vence al ejército turco.

Roma

El 24 de mayo de 1814, Pío VII, liberado por la intervención de María , de la prisión napoleónica, entra triunfante en Roma, y unos meses después instituyó, la fiesta de "María Auxiliadora".

San Juan Bosco

En 1815 nació en Piamonte (Italia). El estaría predestinado por Dios a difundir, la invocación y devoción a María Auxiliadora. Ella sería su inspiración para la creación de una triple familia religiosa: Los Salesianos, Las Hijas de María Auxiliadora y los Cooperadores Salesianos. Ella sería también, su maestra y su guía en el contenido espiritual de su Obra.

Con los años, la invocación a María, con el título de Auxiliadora se ha extendido por todo el mundo.

Madre tres veces admirable de Schoenstatt

La devoción a la Madre Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt se origina en el Santuario original que está en Shönstatt (Alemania) a orillas del río Rhin, cerca de la cuidad de Vallendar. Allí el 18 de octubre de 1914, el Padre José Kentenich junto a un grupo de jóvenes se consagraron a la Virgen, sellando en Ella una Alianza de Amor. Le pedían a María que se estableciera en el Santuario, y que desde allí distribuyera los abundantes dones y gracias que su Hijo Jesucristo le concede, a cambio ellos lo ofrecían sus oraciones y sus sacrificios, sus éxitos y sus fracasos.

NUESTRA SEÑORA de la MERCED

Los últimos siglos de la Edad Media, el sur y el levante español estaban en poder de los árabes y con sus vidas en vilo. El Mediterráneo estaba infestado de corsarios turcos y de sarracenos, y lo mismo atacaban a los barcos que desembarcaban en las costas y se llevaban cautivos a muchos.

La cautividad o esclavitud era una calamidad terrible de la humanidad. De cuando en cuando surgían almas generosas y se ponían a actuar. Un santo varón, el clérigo sevillano D. Fernando de Contreras, con la ayuda de la Loca del Sacramento, Doña Teresa Enríquez, y con el aliento de San Juan de Avila, fue una de esas almas generosas en favor de los cautivos.

Otra alma caritativa, suscitada por Dios, fue San Pedro Nolasco, de Barcelona, llamado el Cónsul de la Libertad. Rogaba insistentemente a la Virgen María y se preguntaba cómo poner remedio a tan triste situación.

Pronto empezó a actuar. Vendió cuanto tenía y empezó la compra y rescate de cautivos. La noche del 1 de agosto de 1218, estando Nolasco en oración, se le apareció la Virgen María, le animó en sus intentos y le transmitió el mandato de fundar la Orden Religiosa de la Merced para redención de cautivos. Pocos días después, Nolasco, ayudado por D. Jaime el Conquistador y el consejero real San Raimundo de Peñafort, cumplía el mandato. Los mercedarios se comprometían con un cuarto voto: quedarse como rehenes, si fuera necesario, para liberar a otros más débiles en la fe.

De este modo, a través de los miembros de la Nueva Orden, la Virgen María, Madre y Corredentora, Medianera de todas las gracias, aliviaría a sus hijos cautivos y a todos los que suspiraban a ella, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. A todos daría la merced de su favor.

La Virgen María será invocada desde ahora la advocación de la Merced, o más bello todavía en plural: Santa María de las Mercedes, indicando así la abundancia incontable de sus gracias. ¡Hermosa advocación y hermoso nombre el de Mercedes!

Santa María de las Mercedes concedería a sus hijos la merced de la liberación. Alfonso X el Sabio decía que "sacar a los hombres de captivo es cosa que place mucho a Dios, porque es obra de la Merced".

Bajo la protección de la Virgen de la Merced, los frailes mercedarios realizaron una labor ingente. Ingentes fueron también los sufrimientos de San Pedro Nolasco, San Ramón Nonato y San Pedro Armengol. Y no faltaron mártires como San Serapio, San Pedro Pascual y otros muchos.

El culto a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña y por toda España, por Francia y por Italia, a partir del siglo XIII. El año 1265 aparecieron las primera monjas mercedarias. Los mercedarios estuvieron entre los primeros misioneros de América. En la Española o República Dominicana, por ejemplo, misionó Fray Gabriel Téllez (Tirso de Molina).

Barcelona se gloria de haber sido escogida por la Virgen de la Merced como lugar de su aparición y la tiene por celestial patrona. "¡Princesa de Barcelona, protega nuestra ciudad!"

En el museo de Valencia, hay un cuadro de Vicente López en el que varias figuras vuelven su rostro hacia la Virgen de la Merced, como Implorándola, mientras la Virgen abre sus brazos, extiende su manto, cubriéndolos a todos con amor, así su titulo de Santa María de la Merced.

Nuestra Señora del Pilar

La tradición de la Virgen del Pilar, tal como ha surgido de unos documentos del siglo XIII que se conservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, cuando los apóstoles predicaban el Evangelio. Se dice que Santiago el Mayor había desembarcado en la Península por el puerto de Cartagena, lugar donde fundó la primera diócesis española, predicando desde entonces por diversos territorios del país. Los documentos dicen textualmente que Santiago, "llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres, con los cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche, recorría las riberas para tomar algún descanso".

En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando "oyó voces de ángeles que cantaban Ave María, Gratia Plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol". La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio". Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y, antes de que estuviese terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresarse a Judea. Esta fue la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Santísima.

La devoción del pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan arraigada entre los españoles y desde épocas tan remotas, que la Santa Sede permitió el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la aparición de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia". En 1438 se escribió un "Libro de Milagros" atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuyó al fomento de la devoción hasta el punto de que, el rey Fernando el Católico dijo: "creemos que ninguno de los católicos de occidente ignora que en la ciudad de Zaragoza hay un templo de admirable devoción sagrada y antiquísima, dedicado a la Santa y Purísima Virgen y Madre de Dios, Santa María del Pilar, que resplandece con innumerables y continuos milagros".


El Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de España y entre los pueblos sujetos al rey católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su región cuando todavía vivía en carne mortal.

Tres rasgos peculiares que caracterizan a Ntra. Sra. del Pilar y la distinguen de otras advocaciones marianas. El primero es que se trata de una venida extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal. La segunda la constituye la Columna o Pilar que la misma Señora trajo para que sobre él se construyera la primera capilla que, de hecho, sería el primer templo mariano de toda la Cristiandad. Y la tercera es la vinculación de la tradición pilarista con la tradición jacobea (Santiago de Compostela); por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido los ejes fundamentales en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de España.

La Basílica del Pilar, en Zaragoza, constituye en la actualidad uno de los santuarios marianos más importantes del mundo y recibe contínuas peregrinaciones. Ante la Virgen han orado gentes de todas las razas, desde las más humildes, hasta los reyes y gobernantes más poderosos, e incluso pontífices. El grandioso templo neoclásico se levanta sobre el lugar de la aparición, conservándose la Columna de piedra que la Virgen dejó como testimonio, un Pilar que simboliza la idea de solidez del edificio-iglesia, el conducto que une el Cielo y la Tierra, a María como puerta de la salvación.
El día 12 de octubre de 1492 fue precisamente cuando las tres carabelas de Cristóbal Colón avistaban las desconocidas tierras de América, lo que ha motivado que la Virgen del Pilar haya sido proclamada como patrona de la Hispanidad, constituyendo el mejor símbolo de unión entre los pueblos del viejo y nuevo continente. Su fiesta se celebra con gran fasto en todas las naciones de habla hispana y especialmente en la ciudad de Zaragoza, donde miles de personas venidas de todo el mundo realizan una multitudinaria ofrenda floral a la Virgen.

Fuente: Pormaria.com.ar

Santa Teresa de Los Andes




SANTA TERESA DE JESUS "DE LOS ANDES" (Juanita Fernández Solar) es la primera chilena y la primera Carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares. Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada muy cristiana. Sus padres fueron Miguel Fernández y Lucía Solar.

Desde sus 6 años, asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la Comunión, que recibió por primera vez el 11 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús.

También desde su niñez vivió una intensa vida mariana que fue uno de los cimientos fuertes de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.

Hizo sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón (1907 - 1918). Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosamente la prueba de estudiar en régimen de internado los tres últimos cursos, como entrenamiento para la separación definitiva, que consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.

A los 14 años el Señor le habló diciéndole que quería su corazón sólo para Él, dándole también la vocación al carmelo. Dentro de su preparación está la lectura de santos carmelitas y la correspondencia con la Priora de Los Andes. A los 17 años expone su ideal carmelita "sufrir y orar" y con ardor defiende su vida contemplativa, que el mundo "tacha de inútil". Le ilusiona saber que su sacrificio servirá para mejorar y purificar al mundo.

Como Carmelita se llamó Teresa de Jesús, no alcanzando a vivir ni un año entero en el convento. Murió el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que había entrado ya santa. De modo que, en tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su primera comunión.

"
Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca", decía. Y su ilusión y su constante empeño fue asemejarse a El, configurarse con Cristo.

Por eso, deseando llegar a ser una excelente copia suya, vivió decidida a ir hasta el fin del mundo atravesando el fuego si hubiera sido preciso para serle fiel.

Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo por alegría y felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud.

Su vida fue enteramente normal y equilibrada. Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte, al que era aficionadísima, destacando en la natación y en la equitación.

Como joven bellísima, simpática, deportista, alegre, equilibrada, servicial y responsable, Teresa de Los Andes está en inmejorables condiciones para arrastrar a la juventud en pos de Cristo, y para recordarnos a todos que es preciso cumplir el programa evangélico del amor para realizarnos como personas.

Por su intercesión está derramando el Señor una copiosa lluvia de gracias y favores de toda especie y atrayendo hacia Sí a innumerables hijos pródigos. Su santuario, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en el centro espiritual de Chile.

Así Teresa de Los Andes viene cumpliendo la misión que ya le fuera reconocida poco después de su muerte: despertar hambre y sed de Dios en nuestro mundo materializado.

Beatificada por Juan Pablo II en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, ha sido solemnemente canonizada por el mismo Sumo Pontífice en Roma el 21 de marzo de 1993.

Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima

Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva.

Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio. Rosa tomó a Santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos. En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela. Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie.


Santa Rosa de Lima

Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo cual no pudo vestirse por sí misma en un mes. Estas y otras austeridades aún más sorprendentes la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia.

Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones.

Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían.

El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia. La santa estaba contenta con su suerte y jamás hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor.

Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas. Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de El, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del Amor.

Extraordinarias pruebas y gracias.

Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la más profunda desolación espiritual.

El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".

Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro.

El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

Aunque no todos pueden imitar algunas de sus prácticas ascéticas, ciertamente nos reta a todos a entregarnos con mas pasión al amado, Jesucristo. Es esa pasión de amor la que nos debe mover a vivir nuestra santidad abrazando nuestra vocación con todo el corazón, ya sea en el mundo, en el desierto o en el claustro.

Fuente: Corazones

Bendito sea Dios



Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

viernes, 26 de junio de 2009

Los idólatras son infelices




Me basto esta mañana encender la TV para ver en un canal internacional (quizas el más importante y difundido del primer mundo) la devastación que provoca en los idólatras la muerte de su ídolo. Me recordó a otras cuantas que a nivel más cercano experimentamos en los últimos años. Todas iguales: reflejo de la miseria espiritual de la gran mayoría.

En los rostros de los idólatras abundaban lágrimas genuinas, amargura en el rostro, dolor y sentimiento de pérdida.

¿Era por algún familiar? ¿Compartieron su vida con él? ¿El ídolo se sabía sus nombres? ¿Los conocía personalmente?

Un NO contundente hace más inexplicable la situación. Tomaron de modelo, pusieron sus esperanzas en ídolos con pies de barro, con rostros ajenos a las necesidades del hombre, que cuando se vinculan con alguien generalmente es para usarlo.

Triste, muy triste, pero absolutamente explicable. Por algo estamos como estamos. Por algo cada vez más gente no le encuentra sentido a la vida.

Dice el Señor: Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Pobres de aquellos que se hacen dioses a su medida para no aceptar al Único Dios. Pues estan condenandose a si mismos al vacio, al vicio, a los antivalores y a ser infelices.

Al Señor tu Dios adorarás, y al Él solo servirás” Lc. 4,8

miércoles, 24 de junio de 2009

San Juan Bautista




Este es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento.

San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (de hoy en seis meses - el 24 de diciembre - estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).

El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar.

Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: "No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios".

Pero Zacarías respondió al ángel: "¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?".

El ángel le dijo: "Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla".

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.

Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor". Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración.

Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.

Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia.

Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera: "Aquel sobre quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es".

Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham. Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego".

Y las gentes le preguntaron: "¿Qué es lo que debemos hacer?". Y contestaba: "El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo"…

"Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. El es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo…"

Los judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle "¿Tu quién eres?" El confesó claramente: "Yo no soy el Cristo" Insistieron: "¿Pues cómo bautizas?" Respondió Juan, diciendo: "Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de venir después de mí…"

Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo: "¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: "Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia". Entonces Juan condescendió con El.

Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias".

Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los que estaban con él: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo".

Entonces Juan atestiguó, diciendo: "He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios".

Herodías era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: "No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano"; y le echaba en cara las cosas malas que había hecho.

Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le decía.

Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan.

Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio.

Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a El para que El mismo los fortaleciera en la fe.

Llegando donde El estaba, le preguntaron diciendo: "Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro".

En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo: "Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio…"

Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver? ¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta. Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti para que te prepare el camino. Por tanto os digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista…"

Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes.

Entonces el rey juró a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino".

Ella salió fuera y preguntó a su madre: "¿Qué le pediré?" La adúltera, que vio la ocasión de conseguir al rey lo que tanto ansiaba, le contestó: "Pídele la cabeza de Juan el Bautista". La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: "Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".

Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se puso muy triste porque temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado.

Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú.

Fuente: EWTN