lunes, 31 de agosto de 2009

Sin el Domingo no podemos vivir




A principios del siglo IV, el culto cristiano estaba todavía prohibido por las autoridades, a las que el emperador Diocleciano había ordenado perseguir a los cristianos. En el año 303, en Abitinia, una pequeña población de la actual Túnez, 49 cristianos fueron sorprendidos un domingo mientras, reunidos en la casa de Octavio Félix, San Saturnino, sacerdote, celebraba la Eucaristía junto con sus cuatro hijos y la comunidad, desafiando así las prohibiciones imperiales. Tras de ser arrestados fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino. Fue muy significativa, entre otras, la respuesta que uno de la comunidad, llamado Emérito, dio al procónsul que le preguntaba por qué habían transgredido la severa orden del emperador. Respondió Emérito: “Por que sin el domingo no podemos vivir”. Todos fueron ejecutados.

(Estos son sus nombres: Saturnino, presbítero, junto con sus cuatro hijos: Saturnino hijo, Félix, María e Hilarión, aún niño. Dativo o Sanator, Félix, otro Félix, Emerito y Ampelio, Rogaciano, Quinto, Maximiano o Máximo, Telica o Tacelita, Rogaciano, Rogato, Januario, Casiano, Victoriano, Vicente,

Ceciliano, Restituta, Prima, Eva, otro Rogaciano, Givalio, Rogato, Pomponia, Januaria, Saturnina, Martín, Clautos, Félix junior, Margarita, Mayor, Honorata,

Victorino, Pelusio, Fausto, Daciano, Matrona, Cecilia, Victoria, Berectina, Secunda, Matrona y Januaria.)

También hoy, ir a misa sigue siendo muy normal pero vivir la eucaristía es profundamente contracultural. Hoy no somos perseguidos ni martirizados sino que adormecidos por la seducción del consumo, el prestigio, la pereza, el pragmatismo, la soberbia o la desesperanza. Hoy, la comunidad de Abitinia nos sigue recordando que “sin la eucaristía, no podemos vivir de verdad”.

En la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis (2007), Benedicto XVI escribió: “Que estos mártires de Abitinia, junto con muchos santos y beatos que han hecho de la Eucaristía el centro de su vida, intercedan por nosotros y nos enseñen la fidelidad al encuentro con Cristo resucitado.”

viernes, 21 de agosto de 2009

Apologética: La Resurrección





La esperanza de La Resurrección

Dice el catecismo de la Iglesia Católica:

Catecismo 989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que El los resucitará en el último día Como la suya, nuestra resurrección será obra de la Santísima Trinidad:

Juan 6:39-40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»

I Tesalonicenses 4:14 Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús.

I Corintios 6:14 Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

II Corintios 4:14 sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros.

Filipenses 3:10-11 y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos.

El significado de la resurrección de la carne

Por eso continúa el Catecismo:

Catecismo 990 El término "carne" designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad. La "resurrección de la carne" significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros "cuerpos mortales" volverán a tener vida.

En la Biblia encontramos más sobre el termino “carne”

Génesis 6:3 Entonces dijo Yahveh: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años.»

Salmo 56:5 En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un ser de carne?

Isaías 40:6 Una voz dice: «¡Grita!» Y digo: «¿Qué he de gritar?» - «Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo.

Pero cuando la carne resucite, nuestros cuerpos tendrán vida:

Romanos 8:11 Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.

Importancia de la resurrección en la fe cristiana

El catecismo continúa:

Catecismo 991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. "La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella"

I Corintios 15:12-20 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados. Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres! ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron.

Catecismo 992 La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza en la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo. El creador del cielo y de la tierra es también Aquél que mantiene fielmente su Alianza con Abraham y su descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan:

II Macabeos 7:9 Al llegar a su último suspiro dijo: «Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna.»

Que dijo Jesús a aquellos que no creían en la resurrección

Catecismo 993 Los fariseos y muchos contemporáneos del Señor esperaban la resurrección. Jesús la enseña firmemente. A los saduceos que la niegan responde:

Marcos 12:24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?

Marcos 12:26-27 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? = No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»

Jesús relaciona la resurrección con le fe en Él

Catecismo 994 Pero hay más: Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona:

Juan 11:25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;

Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él:

Juan 5:24 En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

Y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre:

Juan 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.

En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos, anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único, El habla como del "signo de Jonás", del signo del Templo: anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte.

Mateo 12:39-40 Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás Porque de la misma manera que Jonás = estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, = así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.

Juan 2:19-22 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.» Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

Marcos 10:33-34 Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muertey le entregarán a los gentiles, y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará.»

Ser testigo de Cristo es ser testigo de su resurrección

Catecismo 995 Ser testigo de Cristo es ser "testigo de su Resurrección" (Hch 1, 22; cf. 4, 33), "haber comido y bebido con El después de su Resurrección de entre los muertos" (Hch 10, 41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como El, con El, por El.

Hechos 1:21-22 Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.»

Hechos 4:33 Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.

La resurrección siempre ha sido incomprendida por muchas personas

Catecismo 995 Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones. "En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne" (San Agustín, psal. 88, 2, 5). Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?

Hechos 17:32 Al oír la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: «Sobre esto ya te oiremos otra vez.»

¿Qué es resucitar?

Catecismo 997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

¿Quiénes resucitarán?

Catecismo 998 ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto:"los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5, 29; cf. Dn 12, 2).

Daniel 12:1-3 «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

Juan 5:29 y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.

¿Como resucitarán?

Catecismo 999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo:

Lucas 24:39-40 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.» Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.

Pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El "todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora" (Cc de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria, en "cuerpo espiritual"

Filipenses 3:20-21 Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas.

I Corintios 15:42-44 Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.

Catecismo 1000 Este "cómo" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo: Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección (San Ireneo de Lyon, haer. 4, 18, 4-5).

¿Cuando resucitarán?

Catecismo 1001 ¿Cuándo? Sin duda en el "último día" (Juan 6:39-40,44, 54; 11:24); "al fin del mundo". En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo: El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar:

I Tesalonicenses 4:16 El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.

Morir con Cristo

Catecismo 1005 Para resucitar con Cristo, es necesario morir con Cristo, es necesario "dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor". En esta "partida" que es la muerte, el alma se separa del cuerpo. Se reunirá con su cuerpo el día de la resurrección de los muertos.

II Corintios 5:8 Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.

Filipenses 1:23 Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor;

Conclusión

Catecismo 1015 "Caro salutis est cardo" ("La carne es soporte de la salvación") (Tertuliano, res., 8, 2). Creemos en Dios que es el creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne, perfección de la creación y de la redención de la carne.

Catecismo 1016 Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.

Catecismo 1017 "Creemos en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora" (DS 854). No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible (Corintios 15:42), un "cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:44).

Catecismo 1018 Como consecuencia del pecado original, el hombre debe sufrir "la muerte corporal, de la que el hombre se habría liberado, si no hubiera pecado" (GS 18).

Catecismo 1019 Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la posibilidad de la salvación.

Bibliografía:

Catecismo de la Iglesia Católica

Biblia traducción de Jerusalén

Fuente: Apologeticacatolica

miércoles, 19 de agosto de 2009

Nadie fue, nadie tiene la culpa


La verdad no es muy popular ultimamente, tampoco la responsabilidad y están intimamente ligadas, evaluemos algunos ejemplos:

Cuando un delincuente menor de edad comete un delito penal y le quita la vida a un inocente, nadie se hace responsable, los padres o tutores no van a la carcel ni pagan por el tremendo delito cometido por el menor a su cargo.

Cuando un joven se droga hasta reventarse y pierde la vida, los padres salen a buscar culpables en la calle... ¿Porqué no evaluan sus actitudes, sus ejemplos, sus responsabilidades?

Cuando un familia es destrozada por el divorcio, la culpa siempre es del otro.

Cuando se permite que se aborte a un inocente, siempre se buscan culpables exógenos... ¿qué tal si analizamos la conducta de la abortista y su pareja, los cuales en un altísimo porcentaje son los verdaderos culpables de la situación?

Cuando una banda como Callejeros incita al descontrol absoluto y a las conductas más bárbaras en un recital que le termina costando la vida a más de 190 personas ¿porqué buscar culpables por todos lados menos en el origen? Es cierto que todos los que hoy resultaron culpables en el juicio son responsables en gran medida...
Pero que hay de la banda que promovia los fuegos artificiales en los recitales cerrados? ¿qué hay de los padres que dejaron ir hijos menores a un lugar de alto riesgo y no asumen su parte de la responsabilidad? ¿Qué hay de ellos?

No hagamos como los monos de arriba que no ven, no dicen y no escuchan. Somos hombres, no animales, asumamos las responsabilidades y hagamos que la verdad triunfe.

La verdad nunca es popular, generalmente es desagradable escucharla, pero es lo unico que nos hace verdaderamente libres.

"La verdad os hará libres" (Jn 8,32)

viernes, 14 de agosto de 2009

Testimonio de fe




Te invito a conocer la historia de Gloria, una pequeña de 7 años que no rechazó su cruz, sino que se ofreció a Dios y logró la conversión de muchos solo con su testimonio de vida.

Te invito a conocer su historia

Bendito sea Dios que no cesa de mandar testigos.

miércoles, 12 de agosto de 2009

A la tarde te examinarán en el amor




"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición"

Esta bellisima reflexión de San Juan de la Cruz nos debería, al menos, estremecer.

No podemos, salvo que estemos ciegos o aturdidos, seguir de largo ante semejante cuestionamiento.

Tratemos brevemente de profundizar con una simple reflexión.

¿Cuando será tu tarde? ¿Has llegado a tu tarde? ¿No será hoy, esta semana, este mes, este año tu tarde?

¿Cómo podrías saberlo?, si para algunos su tarde es el mismo momento del alumbramiento y para los no natos aún antes.

Como podemos saber cuando es el momento de nuestra tarde, próxima, cercana e inmediata a nuestro fin temporal. No hay forma. Es algo que Dios se lo reserva y a lo que no tenemos acceso.

La hermana muerte llegará con certeza a tu vida, pero el día y la hora, afortunadamente, es desconocido para vos. Entonces...

¿porqué vivimos como si fuésemos de naturaleza inmortal y jamás debiéramos rendir cuentas de nuestra vida?

Locuras de esta época, insensatez a toda prueba.

Tal vez por eso ya ni siquiera hay velorios y cuesta tanto distinguir un coche fúnebre de otro vehículo. Quizás por eso ya no se lleva el luto y la gente evade el duelo, solo postergándolo para dañarse más aún...

Tiene tan mala prensa la muerte que nadie se pone a reflexionar seriamente sobre su inminencia. El tiempo que estamos vivos es un suspiro entre dos eternidades. Y de este suspiro depende tu eternidad.

Por eso San Juan de la Cruz nos recuerda que vamos a ser examinados en el amor.

Pobre de nosotros si no entendemos el Amor Verdadero. No vayamos a confundirnos con las definiciones light del mismo. No se refiere al eufemismo del sexo, no se trata de la autoestima, no es el ejercicio del narcisismo.

Se enfoca a la plenitud del amor. "No hay mayor amor que dar la vida por sus amigos", dice Jesús.

En ese amor seremos medidos. En el amor que es sacrificio, que implica asumir la cruz del otro y ayudar a cargarla. En definitiva en nuestra capacidad de entrega. Pero es más que entrega simple. "Pues de nada le sirve al hombre entregar su vida si no lo hace por amor" nos advierte San Pablo.

En conclusión vamos a ser medidos al final de nuestros días por la capacidad de entrega amorosa a los demás, es decir por el amor verdadero que dimos.

Recemos con San Juan de la Cruz para poder dejar nuestra condición egoísta y aprender a amar como Dios quiere ser amado:

"El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí;
y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí."
Mt. 10