jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidad: La Segunda Persona viene a nosotros como bebé





En Navidad Dios nace,
se mete en la historia,
se hace Bebé, se hace Niño.

Que el eterno nazca no resiste lógica humana,
sin embargo Dios-Amor para salvarnos ocupa la lógica del cielo.

Llegó otra Navidad, un año más vivido,
en algún momento apártate de los demás
y en el silencio de tu pieza, hazte esta pregunta:

Si Dios se hizo hombre para salvarte,
vos con tu vida ¿honras semejante don?

Reflexiona...

Mientras tu corazón palpite estás a tiempo
de que su Encarnación sea significativa para tu vida
empieza a vivir ahora la construcción del Reino.

Paz y Bien! Feliz Navidad

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sin el Domingo no podemos vivir




«Sin el domingo no podemos vivir», nos remonta al año 304, cuando el emperador Diocleciano prohibió a los cristianos, so pena de muerte, poseer las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y construir lugares para sus asambleas. En Abitene, pequeña localidad en lo que hoy es Túnez, en un domingo se sorprendió a 49 cristianos que, reunidos en la casa de Octavio Félix, celebraban la Eucaristía, desafiando las prohibiciones imperiales. Arrestados, fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino.

En particular, fue significativa la respuesta que ofreció Emérito al procónsul, tras preguntarle por qué habían violado la orden del emperador. Le dijo: «Sine dominico non possumus», sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades cotidianas y no sucumbir. Después de atroces torturas, los 49 mártires de Abitene fueron asesinados. Confirmaron así, con el derramamiento de sangre, su fe. Murieron, pero vencieron: nosotros les recordamos ahora en la gloria de Cristo resucitado.

La pregunta que nos tenemos que hacer nosotros bautizados y confirmados, católicos practicantes, que no dudamos en confesar nuestra fe: ¿Cómo es nuestro domingo?

¿Lo vivimos realmente como el Día del Señor, o lo tomamos como un descanso a las actividades semanales?

El problema sería que el domingo dejara de ser El Día del Señor, y que nosotros fuésemos: Los Señores del Domingo. En definitiva endiosarnos y no participar de la Eucaristía como es conveniente.

Te voy a dar algunos motivos para no faltar a la Eucaristía dominical:

  1. Nadie hará lo que tu digas, sino lo que tu hagas. Si eres católico debes demostrarlo en tu diario vivir.
  2. La gracia que recibes en la Eucaristía no tiene ninguna comparación con nada, pues es la presencia de Cristo en tu alma.
  3. La vida en comunidad se vive celebrando en comunidad. Nadie es Iglesia solo. Recuerda a San Pablo. Somos parte del cuerpo místico de Cristo y la unión de ese cuerpo es la misa.
  4. Sin compartir la Palabra es muy difícil que puedas llegar al próximo domingo en gracia. El enemigo aprovecha estos momentos para tentarte durante la semana, cuando el domingo estuviste lejos de Jesús.
  5. Es muy importante que la comunidad vea bebés, niños, jóvenes, adultos y viejos comulgando. Eso demuestra que somos la Iglesia peregrina en esta tierra, que no somos los primeros ni los últimos católicos. La misa es el ejemplo más perfecto.
  6. La misa hay que vivirla. No es un partido de futbol, ni una obra musical, eres parte central de la Eucaristía. ¿No te gusta la misa de tu parroquia? Fácil, en vez de criticar, acércate al sacerdote y ofrécele tu colaboración el aceptará gustoso. Y ya no será su misa, será nuestra misa.
  7. La misa es Don de Dios, es puro regalo, no la mereces en absoluto y es el mismo Jesús el que quiere regalarse a ti como alimento de Vida Eterna. La gente educada recibe y agradece los regalos. ¿Tú le agradeces a Dios la oportunidad de participar de la misa?
  8. La misa es sacrificio perpetuo, costo sangre, estigmas y dolor a Jesús. La misa conmemora los muchos latigazos, el escarnio público, el dolor de la traición y la soledad, el peso de la cruz, la sangre del Cordero (hasta la última gota). El dio su vida por ti, ¿tu compartirías con El una hora de las 168 semanales que te regala, por el solo hecho de despertarte?
  9. Es misterio, la misa es el misterio más grande que existe. Que un poco de pan y vino sean Jesús es el misterio más profundo. No te olvides que misterio es exceso de luz, no oscuridad. La misa te encandila de tanta Luz y Vida, aprovecha ese momento y vívela con contemplación. Es una previa del cielo.
  10. Es una promesa y una certeza de la presencia de Jesús. El Maestro se quiso quedar con nosotros en la apariencia más simple que existe. ¿Quieres estar con Dios? ¿Quieres vivir en Dios? La respuesta es simple: vive todos los domingos tu misa como el encuentro con quien más te ama. Te amo desde siempre y para siempre.

Y tu amigo mío ¿Cómo comenzarás a vivir tus misas?

Paz y Bien

Marcelo

viernes, 4 de diciembre de 2009

El verdadero católico es docil ante el Magisterio


La Iglesia, ‘columna y fundamento de la verdad’ (1 Tm 3, 15), ‘recibió de los apóstoles este solemne mandato de Cristo de anunciar la verdad que nos salva’ (LG 17). ‘Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas’ ( CIC can. 747, 2).

El magisterio de los pastores de la Iglesia en materia moral se ejerce ordinariamente en la catequesis y en la predicación, con la ayuda de las obras de los teólogos y de los autores espirituales. Así se ha transmitido de generación en generación, bajo la dirección y vigilancia de los pastores, el ‘depósito’ de la moral cristiana, compuesto de un conjunto característico de normas, de mandamientos y de virtudes que proceden de la fe en Cristo y están vivificados por la caridad. Esta catequesis ha tomado tradicionalmente como base, junto al Credo y el Padre Nuestro, el Decálogo que enuncia los principios de la vida moral válidos para todos los hombres.

El Romano Pontífice y los obispos como ‘maestros auténticos por estar dotados de la autoridad de Cristo... predican al pueblo que tienen confiado la fe que hay que creer y que hay que llevar a la práctica’ (LG 25). El magisterio ordinario y universal del Papa y de los obispos en comunión con él enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar, la bienaventuranza que han de esperar.

El grado supremo de la participación en la autoridad de Cristo está asegurado por el carisma de la infalibilidad. Esta se extiende a todo el depósito de la revelación divina (cf LG 25); se extiende también a todos los elementos de doctrina, comprendida la moral, sin los cuales las verdades salvíficas de la fe no pueden ser salvaguardadas, expuestas u observadas (cf CDF, decl. "Mysterium ecclesiae" 3).

La autoridad del Magisterio se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia, exigida por el Creador, es necesaria para la salvación. Recordando las prescripciones de la ley natural, el Magisterio de la Iglesia ejerce una parte esencial de su función profética de anunciar a los hombres lo que son en verdad y de recordarles lo que deben ser ante Dios (cf. DH 14).

La ley de Dios, confiada a la Iglesia, es enseñada a los fieles como camino de vida y de verdad. Los fieles, por tanto, tienen el derecho (cf CIC can. 213) de ser instruidos en los preceptos divinos salvíficos que purifican el juicio y, con la gracia, sanan la razón humana herida. Tienen el deber de observar las constituciones y los decretos promulgados por la autoridad legítima de la Iglesia. Aunque sean disciplinares, estas determinaciones requieren la docilidad en la caridad.

En la obra de enseñanza y de aplicación de la moral cristiana, la Iglesia necesita la dedicación de los pastores, la ciencia de los teólogos, la contribución de todos los cristianos y de los hombres de buena voluntad. La fe y la práctica del Evangelio procuran a cada uno una experiencia de la vida ‘en Cristo’ que ilumina y da capacidad para estimar las realidades divinas y humanas según el Espíritu de Dios (cf 1 Co 2, 10-15). Así el Espíritu Santo puede servirse de los más humildes para iluminar a los sabios y los constituidos en más alta dignidad.

Los ministerios deben ejercerse en un espíritu de servicio fraternal y de entrega a la Iglesia en nombre del Señor (cf Rm 12, 8.11). Al mismo tiempo, la conciencia de cada cual en su juicio moral sobre sus actos personales, debe evitar encerrarse en una consideración individual. Con mayor empeño debe abrirse a la consideración del bien de todos según se expresa en la ley moral, natural y revelada, y consiguientemente en la ley de la Iglesia y en la enseñanza autorizada del Magisterio sobre las cuestiones morales. No se ha de oponer la conciencia personal y la razón a la ley moral o al Magisterio de la Iglesia.

Así puede desarrollarse entre los cristianos un verdadero espíritu filial con respecto a la Iglesia. Es el desarrollo normal de la gracia bautismal, que nos engendró en el seno de la Iglesia y nos hizo miembros del Cuerpo de Cristo. En su solicitud materna, la Iglesia nos concede la misericordia de Dios que va más allá del simple perdón de nuestros pecados y actúa especialmente en el sacramento de la Reconciliación. Como madre previsora, nos prodiga también en su liturgia, día tras día, el alimento de la Palabra y de la Eucaristía del Señor.

Fuente: CIC 2032 ss

martes, 1 de diciembre de 2009

Pequeñas luces de esperanza



Para la familia como institución creada por Dios y como imagen trinitaria por excelencia, aún quedan luces de esperanza.

A pesar del esfuerzo sistemático de los relativistas, los ateos, los agnósticos, los progresistas y los liberales, por sepultar la familia con leyes antinaturales e inmorales, aún quedan hombres y mujeres dispuestos a defenderla.
Muchos padres y madres, sacerdotes, jueces, médicos, psicólogos, terapeutas y personas en general luchan diariamente para fortalecer y salvar la institución central para el desarrollo humano: la familia.

Nuestros legisladores y políticos, de un tiempo a esta parte, han tratado de hacer leyes que les den muchos votos sin importar si son o no morales. Divorcio, aborto y casamientos gay son agenda obligada de cualquier político que quiera estar en los más altos niveles de votación (y de corrupción también, porque ser corrupto no solo es recibir dinero sino también promover leyes que matan, que no protegen a los inocentes y que destruyen el núcleo de la sociedad).

Sin embargo hay personas honestas y que prefieren la verdad a la popularidad, como la jueza Dra. Marta Gomez Alsina, que fiel a lo que dice la ley argentina y también la de Dios, anuló la abominable decisión que autorizaba a los homosexuales al matrimonio, contra todo sentido común, despreciando miles de años de tradición y transformando en un circo el acontecimiento.

Esta decisión es pequeña luz de esperanza en una sociedad tan débil e inmoral como la nuestra.

Marcelo Arrabal

lunes, 23 de noviembre de 2009

El problema de las injusticias sociales




Muchas veces escuchamos que la Iglesia no se debe meter en política, que los curas se deben preocupar solo de rezar, que no se metan donde no deban, etc. Seguramente quienes así opinan ni han leido el Evangelio, ni conocen a Cristo, ni han leido la clarisima posición de la Iglesia en relación a la Doctrina Social.

En la medida que hay más violencia y poco o nada de justicia, se tiende a demonizar a los pobres. Ni todos los pobres viven en las villas miseria, pues hay miles que viven en casas y departamentos de la otrora clase media y ahora no tienen ni para comer. Ni todos los que viven en las villas son delincuentes. Hay miles de personas que día a día se ganan honradamente su pan trabajando y que de noche al volver a sus casas tienen el mismo miedo que vos de sufrir un asalto o un daño.

Hay que separar de una vez por todas los conceptos: no todos los hermanos que viven en las villas son delincuentes o drogadictos. Eso hay que entenderlo: pobre y delincuente no son sinónimos. Más bien antónimos pues es pobre entre otras cosas porque no delinque para tener.

Vamos a desarrollar en el Adviento, tiempo de espera de la venida del Verbo Encarnado, este tema complicado pero necesario.

Comparto con Ustedes la primera entrega de varias que nos darán luz en tan delicado tema.

La doctrina social es parte integrante del ministerio de evangelización de la Iglesia. Todo lo que atañe a la comunidad de los hombres —situaciones y problemas relacionados con la justicia, la liberación, el desarrollo, las relaciones entre los pueblos, la paz—, no es ajeno a la evangelización; ésta no sería completa si no tuviese en cuenta la mutua conexión que se presenta constantemente entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre. Entre evangelización y promoción humana existen vínculos profundos: « Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. Lazos de orden teológico, ya que no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención, que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia, a la que hay que combatir, y de justicia, que hay que restaurar. Vínculos de orden eminentemente evangélico como es el de la caridad: en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre? ».

La doctrina social « tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización » y se desarrolla en el encuentro siempre renovado entre el mensaje evangélico y la historia humana. Por eso, esta doctrina es un camino peculiar para el ejercicio del ministerio de la Palabra y de la función profética de la Iglesia. « En efecto, para la Iglesia enseñar y difundir la doctrina social pertenece a su misión evangelizadora y forma parte esencial del mensaje cristiano, ya que esta doctrina expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el testimonio a Cristo Salvador ». No estamos en presencia de un interés o de una acción marginal, que se añade a la misión de la Iglesia, sino en el corazón mismo de su ministerialidad: con la doctrina social, la Iglesia « anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo ». Es éste un ministerio que procede, no sólo del anuncio, sino también del testimonio.

La Iglesia no se hace cargo de la vida en sociedad bajo todos sus aspectos, sino con su competencia propia, que es la del anuncio de Cristo Redentor: « La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina ». Esto quiere decir que la Iglesia, con su doctrina social, no entra en cuestiones técnicas y no instituye ni propone sistemas o modelos de organización social: ello no corresponde a la misión que Cristo le ha confiado. La Iglesia tiene la competencia que le viene del Evangelio: del mensaje de liberación del hombre anunciado y testimoniado por el Hijo de Dios hecho hombre.

Fuente: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.


lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Matrimonios Gays? Imposible




Las palabras tienen un sentido en si mismo desde siempre, tanto etimológicamente como lógicamente corresponden a un concepto y aunque se intente por ignorancia o conveniencia tergiversarlo, las palabras (al igual que las cosas) son lo que son.

Vemos lo que dice el catecismo en el punto 1601: "La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados".

De un tiempo a esta parte se quiere cambiar el sentido de las cosas, de las palabras y de la vida, para relativizar todo, para destruir lo que llevó miles de años construir y para justificar lo grotesco, lo pecaminoso y lo vulgar.

Hay un intento permanente de parte de personas sin valores cristianos, concretamente de ateos progresistas de desfigurar y ridiculizar los valores eternos: familia, vida, patria, instituciones, iglesia. Están convencidos de que llevando a las masas a un nivel de infravida intelectual van a salirse con la suya: despersonalizar al ser humano y todo lo sagrado que representa.

La última de las ignominias que se acaba de adjudicar, el ya poco confiable sistema judicial, es el darle derecho a homosexuales de contraer "matrimonio", contradiciendo abiertamente la moral, la naturaleza y el sentido común. Es como darle derecho a una piedra a caminar o a un árbol a hablar, es contrario a la naturaleza. Por más derecho que se les de y promulguen leyes o edictos: ni las piedras bailan ni los arboles hacen poesía...

Es tamaña la ignorancia de esta gente, que pretende dar un derecho que atenta contra la naturaleza. Si analizamos la palabra MATRIMONIO y vemos su origen en el Derecho Romano, desde donde deriva, veremos que es el derecho que adquiere una mujer de poder ser madre legalmente: MATRI-MONIUM. Ni más, ni menos. Un acto reservado a varón y mujer. No antojadizo.

Por más que de ahora en adelante los jueces quisieran llamarle a un temporal de lluvia y granizo "buen tiempo" la naturaleza y el sentido común nos reservan ese concepto para un día soleado.

La única esperanza, es que ya hay antecedentes históricos de este tipo de acciones que atentan contra la razón y la moral. Calígula, en su máximo poder imperial, nombró Cónsul de Bitinia a Incitatus, su caballo de carreras. Y por más que le construyó un pesebre de mármol y le puso más de una docena de esclavos, el caballo nunca pudo ejercer su función pública. Porque muy en el fondo de si mismo, seguía siendo un caballo.

Marcelo Arrabal

viernes, 13 de noviembre de 2009

Somos hermanos, queremos ser Nación


I. 1. En el mes de noviembre del 2008, en el Documento “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad” (HB), delineamos la necesidad de recorrer un camino basado en el diálogo y en la búsqueda de consensos y acuerdos que confluyeran en algunas políticas públicas, base de un verdadero proyecto de Nación.
2. Ese Documento es fruto de nuestra experiencia pastoral, que nos muestra que en el pueblo existen hondos deseos de vivir en paz y en una convivencia basada en el entendimiento, la justicia y la reconciliación.
3. En este tiempo, sin embargo, percibimos un clima social alejado de esas sanas aspiraciones de nuestro pueblo. La violencia verbal y física en el trato político y entre los diversos actores sociales, la falta de respeto a las personas e instituciones, el crecimiento de la conflictividad social, la descalificación de quienes piensan distinto, limitando así la libertad de expresión, son actitudes que debilitan fuertemente la paz y el tejido social.
4. También nos preocupa la crueldad y el desprecio por la vida en la violencia delictiva, frecuentemente vinculada al consumo de drogas, que no sólo causan dolor y muerte en muchas familias sino también pone a los jóvenes en el riesgo de perder el sentido de la existencia.
5. La situación de pobreza es dramática para muchos hermanos nuestros. Aunque ya se han definido algunos caminos de ayuda y asistencia para las necesidades más urgentes, se hace necesario alcanzar estructuras más justas que consoliden un orden social, político y económico, con equidad e inclusión.
6. Muchas veces no se encuentran fácilmente los medios para atender y canalizar las necesidades legítimas de los distintos sectores, pero siempre se debe tener en cuenta que la democracia no se fortalece en la conflictividad de las calles y rutas, sino en la vigencia de las Instituciones republicanas.

II. 7. Nuestra mirada sería incompleta si no señaláramos como raíz del problema la crisis cultural, moral y religiosa en que estamos inmersos.
8. La cultura relativista imperante, al tiempo que corroe el sentido de la verdad, acentúa también el individualismo que lleva al encierro y la indolencia frente al sufrimiento del hermano y a un progresivo acostumbramiento y resignación ante la pobreza y exclusión de muchos. Por otro lado, el consumismo exacerbado de unos pocos expresa la prevalencia de actitudes narcisistas y egoístas en la sociedad.
9. Es una crisis moral porque se han debilitado valores fundamentales de la convivencia familiar y social. La voluntad no se mueve tanto para el servicio y la solidaridad sino tras lo placentero del momento. La deuda social no es solamente “un problema económico o estadístico. Es, primariamente, un problema moral que nos afecta en nuestra dignidad más esencial”. (HB5)
10. Es una crisis religiosa porque no hemos tenido suficientemente en cuenta a Dios como Creador y Padre, fundamento de verdadera fraternidad y de toda razón y justicia. Sin Dios estamos como huérfanos y la sombra del desamparo se expande sobre los que están a la intemperie social.

III. 11. Ante la situación descripta, nos preguntamos: ¿Por qué no hemos sabido concretar en la Argentina los sanos deseos de nuestro pueblo? La vida en democracia requiere ser animada por valores permanentes, y fundamentarse en:
• El respeto a la Constitución Nacional y las Leyes.
• La autonomía de los Poderes del Estado como principio fundamental de la República, y la vigencia de las Instituciones.
• El bien personal y sectorial deben armonizarse con la búsqueda del bien común, y siempre teniendo particularmente en cuenta a los más pobres.
12. Tal como lo afirmamos en noviembre del año pasado, renovamos el llamado a comprometernos hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad (2010-2016), sin pobreza ni exclusión, sin enemistades ni violencias. Reafirmamos que “nuestra patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, como un regalo que debemos cuidar y perfeccionar” (HB11). En ella todos somos corresponsables de la construcción del bien común y creceremos sanamente como Nación si afianzamos juntos nuestra identidad.
13. El próximo 10 de diciembre asumirán legisladores y otros representantes que han sido electos durante este año. Invitamos a nuestros fieles a que recemos en cada Parroquia y Capilla en las Misas del sábado 5 y domingo 6 de diciembre, por ellos y por todos los que tienen alguna responsabilidad pública.
14. Renovando nuestra esperanza en Jesucristo Señor de la Historia, pedimos a la Virgen de Luján nos ayude a seguir construyendo una Patria de hermanos.


Pilar, 13 de noviembre de 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Qué podemos hacer para defender nuestra vida y la de nuestras familias?




En los tiempos que vivimos donde la gente honesta es arrasada por los delincuentes, que protegidos por leyes absurdas, como la que un asesino menor de edad no puede ser enjuiciado e ir a la cárcel y prácticas inmorales como liberar casi inmediatamente a quien fue sorprendido en delito grave o detenido después de una investigación policial.

Estamos en los tiempos donde los derechos de los antisociales pesan muchísimo más que el sentido común y el sagrado derecho a la legítima defensa. El país se ha transformado en una verdadera cacería donde la gente de bien es atacada sistemáticamente en todos sus derechos:

- el de la vida

- el de la seguridad en sus hogares y en sus barrios

- el de juicio justo (si a Usted un menor le mato un familiar, pronto lo verá en la calle riéndose de su dolor)

- el del trabajo como fuente de santificación de la vida. Hoy un piquetero, sumando todas las dádivas y planes que les canjea el gobierno mensualmente por votos en las próximas elecciones, gana más que un joven profesional con años de levantarse temprano para ir a estudiar, fines de semana enteros sin salir para honrar sus compromisos estudiantiles y sacrificio enorme de sus padres para costear la carrera

- el del libre tránsito, nuestro país está sitiado literalmente por grupos de antisociales que exigen planes sociales para liberar el paso, que la constitución garantiza (lo cual es una farsa)

- el del estudio, en la mayoría de las universidades y escuelas públicas cuando un grupo decide hacer un paro, una sentada o cualquier otra actividad usan la violencia para reprimir a las personas que optaron por seguir estudiando

- el de la propiedad privada, miles de personas son violentadas diariamente por ladrones, que en la mayoría de los casos ciegos por el resentimiento social, el alcohol y la droga, cuando encuentran poco el botín o les parece que hubo un atisbo de resistencia te balean o acuchillan sin el menor pudor.

Entonces ¿qué podemos hacer para defender nuestra vida y la de nuestras familias?

Repasemos lo que opina nuestra Madre la Iglesia, respecto de la Legítima Defensa, tan olvidada hoy por la mayoría de los ciudadanos. El Catecismo nos dice claramente:

2263 La legítima defensa de las personas y las sociedades no es una excepción a la prohibición de la muerte del inocente que constituye el homicidio voluntario. ‘La acción de defenderse puede entrañar un doble efecto: el uno es la conservación de la propia vida; el otro, la muerte del agresor... solamente es querido el uno; el otro, no’ (S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 64, 7).

2264 El amor a sí mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por tanto, legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe mortal:

Si para defenderse se ejerce una violencia mayor que la necesaria, se trataría de una acción ilícita. Pero si se rechaza la violencia en forma mesurada, la acción sería lícita... y no es necesario para la salvación que se omita este acto de protección mesurada a fin de evitar matar al otro, pues es mayor la obligación que se tiene de velar por la propia vida que por la de otro (S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 64, 7).

2265 La legítima defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida de otro, del bien común de la familia o de la sociedad.”

2266 La preservación del bien común de la sociedad exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo la enseñanza tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legítima autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte. Por motivos análogos quienes poseen la autoridad tienen el derecho de rechazar por medio de las armas a los agresores de la sociedad que tienen a su cargo.

Las penas tienen como primer efecto el de compensar el desorden introducido por la falta. Cuando la pena es aceptada voluntariamente por el culpable, tiene un valor de expiación. La pena tiene como efecto, además, preservar el orden público y la seguridad de las personas. Finalmente, tiene también un valor medicinal, puesto que debe, en la medida de lo posible, contribuir a la enmienda del culpable (cf Lc 23, 40-43).

2267 Si los medios incruentos bastan para defender las vidas humanas contra el agresor y para proteger de él el orden público y la seguridad de las personas, en tal caso la autoridad se limitará a emplear sólo esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.

Estemos atentos a los lobos disfrazados con pieles de ovejas, que usan la justicia solo para beneficio personal y no para garantizar los derechos de los inocentes.

En estos momentos de gran violencia y donde todo parece derrumbarse, debemos hacer uso de nuestra inteligencia, de nuestra tradición y refugiarnos no en la ley imperante que es unilateral, injusta e inmoral, sino mejor en la ley natural y la ley divina de la cual es guardiana nuestra fe católica.

lunes, 26 de octubre de 2009

Fiesta de Halloween: ni católica ni inocente





Significado

Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.


Orígenes

La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.

En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.
Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.


Calabaza, golosinas, disfraces...

La calabaza fue añadida después y tiene su origen en los países escandinavos y luego regresó a Europa y al resto de América gracias a la colonización cultural de sus medios de comunicación y los telefilmes y películas importados.

En los últimos años, comienza a hacer furor entre los quinceañeros mediterráneos y latinoamericanos que olvidan sus propias y ricas tradiciones para adoptar la hueca calabaza iluminada. En Hallowe'en (de All hallow's eve), literalmente la Víspera de Todos los Santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas. Los niños se disfrazan y van -con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera- de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: "trick or treat" (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de una especie de propina o aguinaldo en golosinas o dinero.

Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O'Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.

Con la llegada del cristianismo, mientras en los países anglosajones tomaba forma la procesión de los niños disfrazados pidiendo de puerta en puerta con el farol en forma de calavera, en los mediterráneos se extendían otras costumbres ligadas al 1 y 2 de noviembre. En muchos pueblos españoles existe una tradición de ir de puerta en puerta tocando, cantando y pidiendo dinero para las "ánimas del Purgatorio". Hoy en día, aunque menos que antaño, se siguen visitando los cementerios, se arreglan las tumbas con flores, se recuerda a los familiares difuntos y se reza por ellos; en las casas se hablaba de la familia, de todos los vivos y de los que habían pasado a otra vida y se consumían dulces especiales, que perduran para la ocasión, como en España los buñuelos de viento o los huesos de santo.

Mientras tanto, al otro lado del océano y al sur de Estados Unidos, la tradición católica llevada por españoles y portugueses se teñía de color propio en cada país americano, mezclada a los ritos locales precoloniales y al folklore del lugar.

Seguramente en Galicia se unen dos tradiciones: la celta y la católica, por lo que es esta la región de España en la que más perdura la tradición del recuerdo de los muertos, las ánimas del Purgatorio, muy unidas al folklore local, y las leyendas sobre apariciones y fantasmas. En toda España perdura una costumbre sacrosanta que se ha introducido en los hábitos culturales: la de representar en esta fecha alguna obra de teatro ligada al mito de Don Juan Tenorio. Fue precisamente este personaje, "el burlador de Sevilla o el convidado de piedra", creado por el fraile mercedario y dramaturgo español Tirso de Molina, el que se atrevió a ir al cementerio, en esta noche, a conjurar las almas de quienes habían sido víctimas de su espada o de su posesividad egoísta.

En todas estas representaciones ritos y recuerdos pervive un deseo inconsciente, y más bien pagano, de exorcizar el miedo a la muerte, sustraerse a su angustia. El mito antiguo del retorno de los muertos, se ha convertido hoy en fantasmas o dráculas con efectos especiales en los filmes de terror.


Festividad de todos los Santos

Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes han sido "templos del Espíritu Santo".

Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano tiene "una visión en las antípodas" ya que "el valor de la persona humana es absoluto". Es ajena también al dualismo heredero de Platón que separa el cuerpo y el alma. "Este dualismo y el consiguiente desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto es amada por Dios". Dios, añade el teólogo, "no tiene necesidad de los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que en una época de "pensamiento débil" en la que se mantiene que todo cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que es cada vida humana y su destino eterno".

La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal".

"Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres".

Tras subrayar la importancia de las oraciones por los difuntos, el Pontífice afirma que las "oraciones de intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. La Iglesia cree que las almas del purgatorio "son ayudadas por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar", así como "por la caridad y otras obras de piedad".

En razón a ello, el Papa a los católicos "a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor".


Cultura y negocio del terror

Una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo. Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad. Estas películas son vistas por adultos y niños, creando en estos últimos miedo y una idea errónea de la realidad. El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el "consumo del terror". Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de "superior".


Pensándolo desde la fe

Una propuesta de temas para considerar detenidamente nuestra fe católica y la actitud que debemos tomar ante el halloween.

Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:

¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31.

¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1ª Pe. 3, 8-12.

¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40

Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 1ª Pe 5,18 Ef. 6,11 Lc. 4,2 Lc. 25, 41

¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del halloween?

¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?

Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9 Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14 Jn. 8,12

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.

Fuente: ACIPRENSA

lunes, 19 de octubre de 2009

La Iglesia católica acepta la adhesión de numerosos fieles anglicanos





Se crearán ordinariatos personales y conservarán sus tradiciones anglicanas

CIUDAD DEL VATICANO, martes 20 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- La Santa Sede anunció este martes en una rueda de prensa la pronta publicación de una constitución apostólica de Benedicto XVI con la que la Iglesia católica acepta la petición de numerosos obispos, sacerdotes y fieles anglicanos de entrar en comunión plena y visible.

Esta disposición responde a la solicitud de adhesión de un gran número de anglicanos (se informó que son "entre 20 y 30 obispos" anglicanos han pedido la entrada a la Iglesia católica), que se encontraban insatisfechos con algunas modificaciones que se han realizado dentro de esta Comunión, entre ellas la ordenación de mujeres en el sacerdocio y el episcopado, la ordenación de clérigos que llevan una vida de convivencia homosexual, y la bendición de parejas del mismo sexo.

Nueva estructura

En el encuentro con los periodistas, que tuvo lugar en la Sala de Prensa de la Santa Sede, el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, explicó las razones de esta medida por parte de la Iglesia católica.

"Los anglicanos que se han puesto en contacto con la Santa Sede han expresado claramente su deseo, de cara a una plena y visible comunión en la Iglesia, una, santa católica y apostólica. Al mismo tiempo, nos han hablado de la importancia de sus tradiciones anglicanas, que tienen que ver con la espiritualidad y el culto, para su propio camino de fe", aclaró el purpurado."

Cuando se publique la constitución apostólica, en la rueda de prensa se anunció para "los próximos días", el Papa introducirá "una estructura canónica que provee a una reunión corporativa a través de la institución de ordinariatos personales, que permitirán a los fieles ex anglicanos entrar en la plena comunión con la Iglesia católica, conservando al mismo tiempo elementos del especifico patrimonio espiritual y litúrgico anglicano".

La figura de los ordinariatos personales, que no dependen de las diócesis, recuerda a la figura de la "prelatura personal" (la única que existe es el Opus Dei), o a los vicariatos castrenses, (diócesis sin territorio en la que un obispo representa la autoridad eclesiástica para los militares o fuerzas del orden católicos y sus familias, independientemente de donde se encuentren).

La constitución apostólica determina que el ordinario, el superior, "pueda ser o un sacerdote o un obispo no casado" (los obispos anglicanos que tocan a las puertas de la Iglesia católica en general están casados).

Los ex anglicanos que quieran adherirse plenamente a la Iglesia, formarán parte de esta estructura canónica, que contará con su proprio obispo, sus propios sacerdotes, seminaristas y fieles.

¿Sacerdotes casados?

Dentro de las adaptaciones a la tradición anglicana, la nueva constitución permitirá a los pastores anglicanos casados que pasen a ser presbíteros dentro de la Iglesia católica junto con su esposa y su familia.

Esta excepción ya se había permitido desde 1994 cuando, tras la primera ordenación de mujeres en la Iglesia Anglicana, varios sacerdotes de esta confesión pidieron su adhesión a la Iglesia católica conservando su estado clerical, que les fue concedida de manera individual.

Por su parte, los obispos casados anglicanos serán recibidos en la Iglesia católica, pero en calidad de presbíteros. Esta medida se da, según el cardenal Levada por "razones históricas y ecuménicas", pues tradicionalmente el ministerio episcopal está ligado al celibato.

El cardenal no fue explícito, pero según la costumbre los pastores anglicanos recibidos en el seno de la Iglesia como sacerdotes reciben la ordenación sacerdotal de manos de un obispo católico.

Dado que esto implicará el que estos antiguos pastores anglicanos al entrar en la Iglesia católica se convertirán en sacerdotes católicos casados, algunos periodistas preguntaron al cardenal Levada si esta medida no creará confusión en la Iglesia católica de rito latino, donde el sacerdocio está ligado al celibato.

El purpurado estadounidense aclaró que la nueva estructura canónica permite esta excepción, debida a la fe sincera de estos fieles de origen anglicano, pero consideró que si se explica bien, será bien comprendida por todos los fieles de la Iglesia.

Fuente Zenit

domingo, 18 de octubre de 2009

A nuestra imagen y semejanza...




Queremos tener un Dios a nuestra imagen y semejanza, presentable, vendedor, que den ganas seguirlo, que este "in", que sea buena onda, que cuando hablemos de él sea fácil que los demás lo sigan, que caiga bien a la gente. No uno incómodo e incomprensible.

Ayer una persona mayor me reclamo que no quiere oír más que en el Evangelio del Domingo, Jesús tenga una actitud fuerte, que eran un invento de los apóstoles todos aquellos lugares de la Biblia, donde Jesús no era pura ternura.

Me dejó de una pieza... ¿hasta donde puede llegar la caradurez humana?
Hay que ser muy especial o estar loco o muy confundido para querer que Dios sea como yo quiero que sea. Tanta necedad espanta.

Quede mudo ante tanta soberbia y después pude responder...

En el Evangelio hay párrafos que son muy fuertes y es imprescindible conocerlos:

Mateo 15

Una mujer cananea de la zona salió gritando: ---¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija es atormentada por un demonio. Él no respondió una palabra. Se acercaron los discípulos y le suplicaron.

-Señor, atiéndela, para que no siga gritando detrás de nosotros.

Él contestó: -¡He sido enviado solamente a las ovejas descarriadas de la Casa de Israel!

Pero ella se acercó y se postró ante él diciendo: -¡Señor, ayúdame!

Él respondió: --No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perros.

Ella replicó: -Es verdad, Señor; pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños. Entonces Jesús le contestó: --Mujer, ¡qué fe tan grande tienes! Que se cumplan tus deseos.

Marcos 14

Este Hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien este Hombre será entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

Marcos 11

Al ver de lejos una higuera frondosa, se acercó para ver si encontraba algo; pero no encontró más que hojas, pues no era el tiempo de los higos. Entonces le dijo: -Nunca jamás coma nadie frutos tuyos.

Mateo 8

Jesús le contestó: -Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Mateo 18

Pero a quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar.

Lucas 3

A la multitud que había salido a que la bautizara le decía: -¡Raza de víboras! ¿Quién os ha enseñado a escapar de la condena que se avecina?

Mateo 23

¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a sepulcros encalados: por fuera son hermosos, por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda clase de impurezas!

Mateo 25

Después dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.

Mateo 5

Y si tu mano derecha te lleva a pecar, córtatela y tírala lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que terminar entero en el horno.

Lucas 8

Le avisaron: -Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Les replicó: -Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.


Como te habrás dado cuenta, Jesús no necesita dar la respuesta más vendedora, la que la mayoría apruebe. Jesús no compite en un reality de popularidad y no necesita saber si estás de acuerdo con El o no. Tu opinión no importa, porque en lo que respecta a salvar tu alma, no tienes idea ni puedes hacerlo.

Lo único que le interesa a Jesús es tu salvación, no caerte en gracia. Ni a vos ni a nadie.
No le interesa el consenso y que la mayoría este de acuerdo con El (tipo plebiscito).

Y si te cae mal lo que estás leyendo deberías hacerte esta pregunta...

¿Quien soy para pedirle a Dios que sea como yo quiero o me lo imagino? ¿Qué méritos personales me hacen creer que puedo hacer a Dios a mi imagen y semejanza?

Para Jesús salvarte no fue un juego, lo molieron a palos y latigazos, lo escupieron, lo torturaron hasta transformarlo en alguien que no parecía humano. Y para remate lo clavaron en una madera hasta que se muriera. De esa forma el pago el precio de TU VIDA ETERNA.

y hay personas que se molestan cuando Jesús, el Mesías, es radical en sus exigencias.

Imploremos humildad y tratemos día a día de ir descubriendo el rostro verdadero de Dios.



jueves, 15 de octubre de 2009

El silencio es necesario para escuchar a Dios




Hemos perdido el silencio,
nuestros diálogos no son tal,
son una cascada de datos de lo que nos pasa a cada uno,
pero pocos escuchan realmente al otro.

Nuestros entretenimientos son una apología al ruido,
a la imagen, a la diversión. Pero de silencio e introspección nada.

Nuestros hábitos nos conducen a todo,
menos al silencio.

Nuestra comunicación, fría e impersonal,
es una oda al "yo hago" y al "yo tengo",
de silencio nada.

La mayoría de nuestras peregrinaciones
son un popurri de gritos, cantos y charlas de la vida...
de oración y silencio... muy poco

Nuestras iglesias ya no son lugares donde puedas encontrar silencio habitualmente,
Trata de ir media hora antes de la misa y haz silencio y lo verás.

Nuestro vida cada vez tiene menos silencio
y esa es una de las causas por la que escuchamos menos a Dios.

María, Madre del silencio que sabe escuchar,
ten piedad de nosotros y de nuestros ruidos internos y externos.

Amén.

viernes, 9 de octubre de 2009

Pecado




EL PECADO

I La misericordia y el pecado

1846 El Evangelio es la revelación, en Jesucristo, de la misericordia de Dios con los pecadores (cf Lc 15). El ángel anuncia a José: 'Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados' (Mt 1, 21). Y en la institución de la Eucaristía, sacramento de la redención, Jesús dice: 'Esta es mi sangre de la alianza, que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados' (Mt 26, 28).

1847 "Dios nos ha creado sin nosotros, pero no ha querido salvarnos sin nosotros" (S. Agustín, serm. 169, 11, 13). La acogida de su misericordia exige de nosotros la confesión de nuestras faltas. 'Si decimos: "no tenemos pecado", nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia' (1 Jn 1,8-9).

1848 Como afirma san Pablo, 'donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia' (Rm 5, 20). Pero para hacer su obra, la gracia debe descubrir el pecado para convertir nuestro corazón y conferirnos 'la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor' (Rm 5, 20-21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dios, mediante su palabra y su espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado:

La conversión exige el reconocimiento del pecado, y éste, siendo una verificación de la acción del Espíritu de la verdad en la intimidad del hombre, llega a ser al mismo tiempo el nuevo comienzo de la dádiva de la gracia y del amor: 'Recibid el Espíritu Santo'. Así, pues, en este 'convencer en lo referente al pecado' descubrimos una "doble dádiva": el don de la verdad de la conciencia y el don de la certeza de la redención. El Espíritu de la verdad es el Paráclito. (DeV 31).

II Definición de pecado

1849 El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como 'una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna' (S. Agustín, Faust. 22, 27; S. Tomás de A., s. th., 1-2, 71, 6) )

1850 El pecado es una ofensa a Dios: 'Contra ti, contra ti sólo he pecado, lo malo a tus ojos cometí' (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse 'como dioses', pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es así 'amor de sí hasta el desprecio de Dios' (S. Agustín, civ, 1, 14, 28). Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación (cf Flp 2, 6-9).

1851 En la Pasión, la misericordia de Cristo vence al pecado. En ella, es donde éste manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del príncipe de este mundo (cf Jn 14, 30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados.

III La diversidad de pecados

1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: 'Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios' (5,19-21; cf Rm 1, 28-32; 1 Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1 Tm 1, 9-10; 2 Tm 3, 2-5).

1853 Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: 'De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones. robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre' (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.

IV La gravedad del pecado: pecado mortal y venial

1854 "Conviene valorar los pecados según su gravedad. La distinción entre pecado mortal y venial, perceptible ya en la Escritura se ha impuesto en la tradición de la Iglesia. La experiencia de los hombres la corroboran."

1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.

El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.

1856 El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la Reconciliación:

Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin último, el pecado, por su objeto mismo, tiene causa para ser mortal... sea contra el amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc., o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc... En cambio, cuando la voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc., tales pecados son veniales (S. Tomás de A., s. th. 1-2, 88, 2).

1857 Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: 'Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento' (RP 17).

1858 La materia grave es precisada por los Diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: 'No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre' (Mc 10, 19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño.

1859 El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.

1860 La ignorancia involuntaria puede disminuir, si no excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal.

1861 El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno. Sin embargo, aunque podamos juzgar que un acto es en sí una falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios.

1862 Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.

1863 El pecado venial debilita la caridad; entraña un afecto desordenado a bienes creados; impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y la práctica del bien moral; merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial no nos hace contrarios a la voluntad y la amistad divinas; no rompe la Alianza con Dios. Es humanamente reparable con la gracia de Dios. 'No priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, de la bienaventuranza eterna' (RP 17):

El hombre, mientras permanece en la carne, no puede evitar todo pecado, al menos los pecados leves. Pero estos pecados, que llamamos leves, no los consideres poca cosa: si los tienes por tales cuando los pesas, tiembla cuando los cuentas. Muchos objetos pequeños hacen una gran masa; muchas gotas de agua llenan un río. Muchos granos hacen un montón. ¿Cuál es entonces nuestra esperanza? Ante todo, la confesión... (S. Agustín, ep. Jo. 1, 6)..

1864 "El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado eterno" (Mc 3, 29; cf Mt 12, 32; Lc 12, 10). No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf DeV 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna.

V La proliferación del pecado

1865 El pecado crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de actos. De ahí resultan inclinaciones desviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal. Así el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz.

1866 Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno (mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.

1867 La tradición catequética recuerda también que existen 'pecados que claman al cielo'. Claman al cielo: la sangre de Abel (cf Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf Dt 24, 14-15; Jc 5, 4).

1868 El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos:

  • - participando directa y voluntariamente;
  • - ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos;
  • - no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo;
  • - protegiendo a los que hacen el mal.

1869 Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la bondad divina. Las 'estructuras de pecado' son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal. En un sentido analógico constituyen un 'pecado social' (cf RP 16).

Resumen

1870 "Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia" (Rm 11, 32).

1871 El pecado es 'una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna' (S. Agustín, Faust. 22). Es una ofensa a Dios. Se alza contra Dios en una desobediencia contraria a la obediencia de Cristo.

1872 El pecado es un acto contrario a la razón. Lesiona la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.

1873 La raíz de todos los pecados está en el corazón del hombre. Sus especies y su gravedad se miden principalmente por su objeto.

1874 Elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre, es cometer un pecado mortal. Este destruye en nosotros la caridad sin la cual la bienaventuranza eterna es imposible. Sin arrepentimiento, tal pecado conduce a la muerte eterna.

1875 El pecado venial constituye un desorden moral que puede ser reparado por la caridad que tal pecado deja subsistir en nosotros.

1876 La reiteración de pecados, incluso veniales, engendra vicios entre los cuales se distinguen los pecados capitales.

Fuente: Catecismo Iglesia Católica