miércoles, 20 de mayo de 2009

Puedes elegir...


Conversando esta mañana con mí hija me manifestaba que había unas amiguitas de ella estaban fascinadas por la llegada a la ciudad de una banda americana de música muy moderna. Estas jovencitas no solo iban a ir al recital (bastante oneroso por cierto) sino que además habían ya confeccionado una serie de artefactos (vinchas, carteles y otras cosas) para manifestarse frente a sus ídolos...

 

El comentario vino en el contexto de que anoche mi pequeña participó de una excelente interpretación en el Convento de Santo Domingo de la obra Oda a Santa Cecilia, de Georg Friedrich Händel

 

Este simple hecho me hizo reflexionar sobre el enorme regalo que Dios nos hace cotidianamente…

 

La posibilidad de elegir, el libre albedrío es sin duda un regalo tan inconmensurable como olvidado. Muchas veces nos preguntamos que habrán hecho aquellas personas a las cuales admiramos, para estar donde están, ya sea intelectual, espiritual o humanamente. Y la respuesta evidente es saber elegir.

 

Todos los días nos vemos en la necesidad de escoger como ir construyendo nuestro futuro…

 

Podemos elegir desde la comida que ingerimos, sana y casera hasta chatarra y peligrosa para nuestro organismo.

Lo que leemos, desde prensa amarilla y obscenidades, hasta la más alta poesía o los escritos más elevados que nos hayan compartido los filósofos y pensadores.

Podemos elegir vivir aislados e inseguros o compartiendo y comprometiéndonos con nuestro futuro.

Podemos elegir entre tener dinero y cosas materiales o bien invertir nuestro tiempo en ser mejores personas.

Podemos elegir nuestros amigos por lo que tienen o mejor aún por lo que son.

Podemos elegir la pobreza digna o vender nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestros ideales al mejor postor.

Podemos elegir vivir con quien amamos, aunque sea en la mayor humildad o vivir con un proveedor/a excelente, que te llena de cosas, aunque no sintamos una pizca de amor por esa persona.

Podemos elegir ser activistas y llenarnos de cosas que hacer o podemos contemplar la creación y potenciar nuestro ser.

Podemos ser agnósticos o ateos y resistirnos a Dios o ser creyentes y dejarnos amar por El.

Puedes elegir cualquier camino, el que te agrade, el que se antoje, al fin y al cabo es tu vida. Pero cuidado con la elección que hagas pues vida terrenal tienes una sola.

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