martes, 19 de mayo de 2009

En la esperanza fuimos salvados: el ejemplo de Santa Josefina Bakhita.




El ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios. Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles « dueños » de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un « dueño » totalmente diferente –que llamó « paron » en el dialecto veneciano que ahora había aprendido–, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un « Paron » por encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También ella era amada, y precisamente por el « Paron » supremo, ante el cual todos los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de ser maltratado y ahora la esperaba « a la derecha de Dios Padre ». En este momento tuvo « esperanza »; no sólo la pequeña esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue « redimida », ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios; sin esperanza porque estaban sin Dios. Así, cuando se quiso devolverla a Sudán, Bakhita se negó; no estaba dispuesta a que la separaran de nuevo de su « Paron ». El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Confirmación y la primera Comunión de manos del Patriarca de Venecia. El 8 de diciembre de 1896 hizo los votos en Verona, en la Congregación de las hermanas Canosianas, y desde entonces –junto con sus labores en la sacristía y en la portería del claustro– intentó sobre todo, en varios viajes por Italia, exhortar a la misión: sentía el deber de extender la liberación que había recibido mediante el encuentro con el Dios de Jesucristo; que la debían recibir otros, el mayor número posible de personas. La esperanza que en ella había nacido y la había « redimido » no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos.
Fuente: Encíclica Spe Salvi.

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2 comentarios:

  1. A veces me pregunto como es que aquellas personas que alcanzan un sufrimiento, una flagelación (del cuerpo, la mente y el alma)y la desesperación de sentirse desamparadas, que se perciben fuera del alcance de toda misericordia humana; justo en ese momento, descubren la de El, precisamente en la miseria de su corazón, llegan (o son atraidos) hasta el amor inagotable, infinito....
    Obviamente todos somos concientes de que la inmensa mayoría flaquea por mucho menos y algunos hasta gratis...por que?; no creamos que esta extraordinaria mujer nos sirve de ejemplo, es más que eso, pues Jesús es en ella, por ende, al salvarse de su miseria desde el momento en que se deja en Dios, nos recuerda a Cristo entregándose a la cruz por amor. De esta forma, cada persona que alcanza la santidad, es Jesús que vuelve a la cruz, para redimirnos de nuestra incredulidad y temor, de nuestra falta de fé en la creación, en la humanidad.
    Creamos en Dios y su amor; creamos en todo lo que de él vino de una vez por todas.
    Paz, paz incorruptible para todos!!

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  2. Gracias por el mensaje es muy profundo. El abandono en Dios es el principio de la santidad.

    Oaz y Bien!

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