jueves, 26 de marzo de 2009

¿Realmente crees que Dios no se da cuenta?




En estos tiempos donde la soberbia y la autosuficiencia son el pan nuestro de cada día, es necesario hacer una instropección y poder detenernos unos minutos para poder analizar nuestra situación actual en relación a nuestros vínculos: con nuestros hermanos y con Dios.

Lejos están los días donde el hombre se reconocía pecador con mayor naturalidad y acudia a la gracia divina con mayor humildad para poder lavar sus pecados, para poder tener la conciencia en paz y para seguir creciendo, a partir de allí, espiritualmente.

Hoy en un mundo donde nadie tiene la culpa de nada, donde para todo hay una explicación de autojustificación y donde nadie se hace responsable de sus actos, pensar en que un ser humano adopte una actitud penitente es algo al menos extraño.

Los pecados tradicionales, en general ya los conocemos pero hay algunos que por su sutileza, a veces se quedan escondidos en nuestras almas y debemos verlos y confesarlos para que el Señor nos pueda sanar de estas heridas:

- cuando no le prestas la atención necesaria a tu familia y respondes a cualquier pregunta en piloto automático,

- cuando ves a un compañero de trabajo o estudio desanimado y no haces ni le dices nada para ayudarle,

- cuando teniendo compromisos previos te haces el simpático/a con alguien, con malas intensiones,

- cuando pudiendo hacer el bien te haces el dormido o el autista (en el subte, en tu edificio, en tu club, con tus amigos, en tu lugar de estudio y también en tu familia),

- cuando el ocio, la internet, la radio, la música o la TV te quitan tiempo de estudio, de trabajo, de oración o de diálogo y no haces nada al respecto, pues es tu escape de la realidad,

- cuando en tu armario ya no hay espacio y sigues comprandote cosas y no das nada, pues lo guardas por si acaso,

- cuando prefieres hartarte de comida chatarra comprada al delivery en vez de cocinar algo sano para tu familia,

- cuando preferis estar clavado al sillón toda la tarde en vez de salir a caminar o hacer algún deporte para cuidarte,

- cuando pones tus limitaciones de escudo para tener menos compromiso con el mundo, con tu familia y con tu Iglesia...

¿Da para pensar no?

Lo más triste no son los ejemplos anteriores, sino que muchos de los que usan estas justificaciones son católicos de misa dominical y actuan con un fariseismo pasmoso. Como si escuchar misa una vez por semana les diera una especie de credencial de santidad. Nada más erróneo que ese concepto. Hay más alegría en el cielo cuando un pecador se arrepentiente que cuando 99 justos se siguen portando bien ( o al menos eso es lo que ellos creen).

Estamos en cuaresma, momento de hacer un buen análisis de conciencia e ir al sacerdote a confesarse, pues sabemos que nadie sabe ni el día ni la hora y hay que tener las lámparas con aceite para cuando llegue el Esposo. No vaya y por no estar en gracia nos retrasemos al banquete eterno o no podamos entrar.

Les dejo la invitación sincera y urgente para acudir pronto al sacramento de la reconciliación.

O realmente ¿crees que Dios no se da cuenta de tu apatía, de tu flojera y de tu falta de caridad?


1 comentario:

  1. Da para pensar y accionar...Pero hay una cosa que últimamente ni el cristiano más próximo a Jesús recuerda.., a saber; el perdón, la misericordia. Esto es definitivo, pues ni aquellos ni los otros son capaces de hacerlo, ni de intentarlo.
    La dureza de corazón se extiende a todo el ser, petrificando hasta al más penitente...

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