Bienvenidos a este oasis espiritual donde podrás encontrar la paz, luz y verdad que Cristo reveló a la Iglesia.
domingo, 28 de octubre de 2012
Los laicos son los protagonistas de la evangelización
viernes, 12 de octubre de 2012
UBICUMQUE ET SEMPER
ART. 1
ART. 2
ART. 3
ART. 4
lunes, 3 de septiembre de 2012
ENTREVISTA REALIZADA AL CARDENAL C. M .MARTINI POR GEORG SPORSCHILL SJ, Y FEDERICA R. FOSSATI CONFALONIERI. 8 DE AGOSTO 2012. Corriere della Sera .
"La Iglesia está cansada en Europa y América. Nuestra cultura ha envejecido, nuestras Iglesias son grandes, nuestras casas religiosas están vacías y la burocracia de la Iglesia, aumenta. Nuestros rituales y nuestra ropa son pomposos. ¿Expresan estas cosas lo que somos hoy en día? (...) El bienestar nos pesa. Nos quedamos ahí, como el joven rico que se fue triste cuando Jesús lo llamó para hacerle su discípulo. Sé que no podemos dejarlo todo con facilidad, pero por lo menos podríamos buscar hombres que fueran libres y cercanos al prójimo como fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. ¿Dónde están los héroes que nos inspiran? Por ningún razón debemos limitarlos con las trabas de la institución ".
¿Quién puede ayudar a la Iglesia hoy en día?
"Al padre Karl Rahner les gustaba usar la imagen de las brasas escondidas bajo las cenizas. Lo que veo en la Iglesia de hoy es tanta ceniza sobre las brasas que a menudo me invade una sensación de impotencia. ¿Cómo se puede liberar el fuego de la ceniza con el fin de reavivar la llama del amor? Primero tenemos que buscar este fuego. ¿Dónde están esas personas llenas de generosidad como el buen samaritano? ¿Quién tiene fe como el centurión romano? ¿Quiénes son entusiastas como Juan el Bautista? ¿Quiénes se atreven con lo nuevo como Pablo? ¿Quiénes son fieles como María Magdalena? Aconsejo el Papa y los Obispos a buscar a doce personas “de fuera” para los ocupar lugares de dirección. Hombres que estén cerca de los más pobres, que estén rodeados de jóvenes y que experimenten cosas nuevas. Necesitamos la comparación con hombres que ardan, para que el espíritu pueda difundirse por todas partes.”
¿Qué herramientas se recomienda contra la fatiga de la Iglesia?
"Yo recomiendo tres muy fuertes. La primera es la conversión: la Iglesia debe reconocer sus errores y seguir un proceso de cambio radical, empezando por el Papa y los obispos. Los escándalos de pedofilia nos empujan a emprender un camino de conversión. Las preguntas acerca de la sexualidad y todos los temas relacionados con el cuerpo son un ejemplo. Estos son importantes para todo el mundo y, en ocasiones, tal vez son demasiado importantes. Debemos preguntarnos si la gente sigue escuchando los consejos de la Iglesia en materia sexual. ¿En este campo la Iglesia sigue siendo una autoridad o sólo es ya una caricatura en los Medios? La segunda es la Palabra de Dios. El Concilio Vaticano devolvió la Biblia para los católicos. (...) Sólo la persona que percibe en su corazón esta palabra puede ser parte de los que ayudan a la renovación de la Iglesia y responderán a las preguntas personales con una elección acertada. La Palabra de Dios es simple y busca como compañero un corazón que escuche (...). Ni el clero ni el derecho Canónico pueden sustituir a la interioridad del hombre. Todas las reglas externas, leyes, dogmas, son elementos para aclarar la voz interior y el discernimiento de los espíritus. ¿Para qué están los sacramentos? Estos son el tercer instrumento de sanación. Los sacramentos no son una herramienta para la disciplina, sino una ayuda a los hombres para el camino y las flaquezas de la vida. ¿Llevamos los sacramentos a las personas que necesitan fuerzas renovadas? Pienso en todas las parejas divorciadas y vueltas a casar, en las “familias extendidas”. Esta gente necesitas necesita una protección especial. La Iglesia está a favor de la indisolubilidad del matrimonio. Es una gracia cuando un matrimonio y una familia están en peligro (...). La actitud que tomemos hacia las familias extendidas determinará la cercanía de la Iglesia a la generación de los hijos. Una mujer fue abandonada por su marido y tiene una nueva pareja que cuida de ella y sus tres hijos. El segundo amor fracasa. Si esta familia es objeto de discriminación, se corta, no sólo a la madre sino también a sus hijos. Si los padres están fuera o no sienten el apoyo de la Iglesia, esta perderá la próxima generación. Antes de la Comunión oramos: "Señor, no soy digno ." Sabemos que no somos dignos (...). El amor es la gracia. El amor es un regalo. Hay que darle la vuelta a la pregunta de si los divorciados pueden tomar la Comunión. ¿ [la cuestión es] Cómo puede la Iglesia llegar a ayudar con el poder de los sacramentos a los que tienen situaciones familiares complejas? "
¿Qué es lo que hace usted personalmente? "La Iglesia se ha quedado atrás 200 años. ¿Cómo no vamos a agitarnos? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de valor? Sin embargo, la fe es el fundamento de la Iglesia. La fe, la confianza y el valor. Yo soy ya viejo y enfermo y dependo de otros. La buena gente a mi alrededor me hace sentir el amor. Este amor es más fuerte que el sentimiento de desconfianza que a veces se percibe hacia la Iglesia en Europa. Sólo el amor vence la fatiga. Dios es amor. Todavía tengo una pregunta para ti: ¿Qué puedes hacer tú por la Iglesia "?.
domingo, 29 de abril de 2012
Jesús, nuestro Buen Pastor
Jesús es nuestro Buen Pastor, porque tiene la autoridad del amor incondicional.
Un pastor para ser bueno debe ser capaz de dar su vida por sus ovejas. De cuidarlas, de contenerlas ante el miedo, de arriesgarse para que los peligrosos lobos no las devoren.
Tu también puedes ser buen pastor de aquellos a los que Dios te ha confiado.
Si enseñas cuidando a tus alumnos,
si das trabajo protegiendo a tus colaboradores,
si tienes un rol público cuidando honestamente la gente encomendada,
si eres padre o madre de familia cuidando, protegiendo y mimando a tus hijos,
si eres sacerdote, religioso o religiosa, es tu vocación principal ser buen pastor.
Ayudemos al Buen Pastor a cuidar a sus ovejas, a las pocas o muchas que nos encomienda a todos en nuestra vida.
Para que El nos de su Vida Eterna.
Felicidades a todos los que trabajan por el Reino cuidando a los más pequeños.
lunes, 5 de marzo de 2012
Recibieron gratuitamente, den gratuitamente
Uno de los peligros más grandes que nos acechan es el "acostumbramiento". Nos vamos acostumbrando tanto a la vida y a todo lo que hay en ella que ya nada nos asombra; ni lo bueno para dar gracias, ni lo malo para entristecernos verdaderamente.
Me causó asombro y perplejidad preguntarle a un conocido como estaba y que me respondiera: "mal pero acostumbrado".
Nos acostumbramos a levantarnos cada día como si no pudiera ser de otra manera, nos acostumbramos a la violencia como algo infaltable en las noticias, nos acostumbramos al paisaje habitual de pobreza y de la miseria caminando por las calles de nuestra ciudad, nos acostumbramos a la tracción a sangre de los chicos y las mujeres en las noches del centro cargando lo que otros tiran. Nos acostumbramos a vivir en una ciudad paganizada en la que los chicos no salen a rezar ni hacerse la señal de la cruz.
El acostumbramiento nos anestesia el corazón, no hay capacidad para ese asombro que nos renueva en la esperanza, no hay lugar para el reconocimiento del mal y poder para luchar contra él.
Por otra parte suele suceder que sobrevienen momentos tan fuertes que, como un shock, nos sacan del acostumbramiento malsano y nos ponen en la brecha de la realidad que siempre nos desafía a un poco más: por ejemplo, cuando perdimos a alguien algo muy querido solemos valorar y agradecer lo que tenemos y que, hasta un momento antes, no lo habíamos valorado lo suficiente. En el camino de la vida del discípulo la Cuaresma se presenta como ese momento fuerte, ese punto de inflexión para sacar el corazón de la rutina y de la pereza del acostumbramiento.
Cuaresma, que para ser auténtica y dar sus frutos, lejos de ser un tiempo de cumpli-miento es tiempo de conversión, de volver a las raíces de nuestra vida en Dios. Conversión que brota de la acción de gracias por todo lo que Dios nos ha regalado, por todo lo que obra y seguirá obrando en el mundo, en la historia y en nuestra vida personal.
Acción de gracias, como la de María, que a pesar de los sinsabores por los que tuvo que pasar, no se quedó en la mirada derrotista sino supo cantar a las grandezas de Señor.
La acción de gracias y la conversión caminan juntas. "Conviértanse porque el Reino de Dios está cerca" proclamaba Jesús al inicio de su vida pública. Sólo la belleza y la gratuidad del Reino enamoran el corazón y lo mueven verdaderamente al cambio. Acción de gracias y conversión como la de todos los que recibieron gratuitamente de manos de Jesús la salud, el perdón y la vida. Jesús al enviar a sus discípulos a anunciar ese Reino les dice: "den también gratuitamente". El Señor quiere que su Reino se propague mediante gestos de amor gratuito. Así los hombres reconocieron a los primeros cristianos portadores de un mensaje que los desbordaba. "Recibieron gratuitamente, den también gratuitamente". Quisiera estas palabras del Evangelio se graben de un modo muy fuerte en nuestro corazón cuaresmal. La Iglesia crece por atracción, por testimonio, no por proselitismo.
Nuestra conversión cristiana ha de ser una respuesta agradecida al maravilloso misterio del amor de Dios que obra a través de la muerte y resurrección de su Hijo y se nos hace presente en cada nacimiento a la vida de la fe, en cada perdón que nos renueva y sana, en cada Eucaristía que siembra en nosotros los mismos sentimientos de Cristo.
En la cuaresma, por la conversión, volvemos a las raíces de la fe al contemplar el don sin medida de la Redención, y nos damos cuenta que todo nos fue dado por iniciativa gratuita de nuestro Dios. La fe es don de Dios que no puede no llevarnos a la acción de gracias y dar su fruto en el amor. El amor hace común todo lo que tiene, se revela en la comunicación. No hay fe verdadera que no se manifieste en el amor, y el amor no es cristiano si no es generoso y concreto. Un amor decididamente generoso es un signo y una invitación a la fe. Cuando nos hacemos cargo de las necesidades de nuestros hermanos, como lo hizo el buen samaritano, estamos anunciando y haciendo presente el Reino.
Acción de gracias, conversión, fe, amor generoso, misión son palabras claves para rezar en este tiempo, al mismo tiempo que vamos encarnándolas a través del Gesto Solidario Cuaresmal que tanto ha edificado durante estos últimos años a nuestra Iglesia porteña. Les deseo una santa Cuaresma. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Y, por favor, les pido que recen por mí. Fraternalmente,
Card. Jorge Mario Bergoglio s.j.
Buenos Aires, 22 de febrero de 2012
Miércoles de Ceniza